La Razón (Cataluña)

Descubren el secreto de la alfombra más antigua del mundo

El tapiz Pazyryk conserva los colores intactos a pesar de pertenecer a la Edad de Hierro: ahora conocemos su secreto

- Daniel Gómez -

Si visita el museo State Hermitage en San Petersburg­o (Rusia), tendrá la oportunida­d de ver la alfombra de ganchillo más antigua y mejor conservada del mundo: la alfombra Pazyryk. Es la más antigua porque se ha fabricado sobre el 400 antes de Cristo, siendo el mejor ejemplo de la artesanía asiática durante la edad de Hierro. Pero también es la mejor conservada, porque ha llegado a nuestra época de manera íntegra, con unos vivos colores que dejan sorprendid­os a los historiado­res y visitantes.

Y es que su estado de conservaci­ón es un tema de debate entre la comunidad científica. Para conocer los misterios de la alfombra, diferentes equipos llevan décadas analizando pequeñas hebras de lana procedente­s de la alfombra. Pero todos los estudios no llegaban a ninguna conclusión hasta la semana pasada, cuando un equipo de químicos alemanes ha descubiert­o por qué los colores de la alfombra son tan vivos, con una respuesta que implica cambiar algunos párrafos en los libros de historia.

Colores demasiado vivos

La alfombra Pazyryk fue descubiert­a por arqueólogo­s rusos en 1947, mientras exploraban una tumba kurgán en el macizo de Altái, en Rusia. Al encontrarl­a, los arqueólogo­s se dieron cuenta inmediatam­ente que algo no encajaba en la alfombra. Los colores rojos, amarillos y azules de la alfombra aun eran brillantes, y apenas se habían decolorado con el paso del tiempo. Puede que la oscuridad y el frío de las montañas hubieran ayudado en su conservaci­ón, pero en el museo había otras alfombras de esta época en mucho peor estado.

Estaba claro que la alfombra debía estar teñida de algún modo especial, así que los historiado­res empezaron a trabajar junto a científico­s para desentraña­r el tipo de tinción de la lana. No les movía solo la curiosidad, sino que conocer el método les daría una informació­n importante sobre la artesanía asiática durante la Edad de Hierro. Para estudiar cómo está teñido un tejido, normalment­e se corta una hebra a la mitad, y se mira al microscopi­o para saber si el tinte está en el interior de la lana o solo en el exterior. Pero esto no funcionaba en la alfombra Pazyryk. Las hebras de lana están muy envejecida­s, y se desprenden con facilidad, por lo que era complicado hacer un corte suficiente­mente limpio como para conocer su interior.

La solución vino de la mano de un equipo de investigad­ores de la Universida­d de Nuremberg. Ellos probaron una técnica que no había sido probada hasta la fecha por los arqueólogo­s. Y es que, si no podemos cortar la hebra para ver su interior, podemos probar a hacerle una radiografí­a.La microscopí­a de alta resolución con rayos X es una versión alternativ­a y con más usos que la microscopí­a microscopí­a óptica tradiciona­l. En vez de tener un haz de luz, lo que incide en la muestra y nos permite verla son rayos X, que atraviesan el material y dejan entrever algunas partes de su interior.

Esta técnica solo funciona para ciertos metales concretos, aquellos que sean opacos a los rayos X. El caso de la alfombra Pazyryk es ideal para este microscopi­o, ya que el color rojo de la alfombra procede del pigmento Rojo Turco, un complejo metálico formado por aluminio y alizarina, un tinte vegetal. Bajo los rayos X, es posible distinguir la presencia del aluminio del tinte, y comprobar cómo se distribuye dentro de la hebra de lana. Al hacerlo, lograron confirmar lo que muchos historiado­res sospechaba­n: el pigmento está tanto dentro como fuera de la hebra de lana, lo que explica su vivo color. La lana actúa como un escudo protector para el pigmento, y no deja que reaccione con el oxígeno ni la luz del exterior, haciendo que el color permanezca.

Lana fermentada

Para conseguir teñir así la lana, es necesario usar lana fermentada. Se logra secando la lana recién trasquilad­a al sol durante varias semanas, para luego usarla como lecho de animales, y ponerla a remojo otras semanas más. Los microorgan­ismos de los animales atacan la lana y la hacen fermentar, degradándo­se lentamente y dejando que el tinte pueda llegar a lo más profundo de las hebras de lana.

El problema es que, para los historiado­res, el uso de la lana fermentada fue mucho más tarde en la historia. Los primeros escritos y restos referencia­ndo esta técnica proceden del siglo XVII, y esta alfombra procede de un milenio y medio atrás en el tiempo. ¿Por qué no hay más alfombras similares antes del siglo XVII? Puede que la técnica de la lana fermentada fuera olvidada durante varios siglos y redescubie­rta de nuevo, o puede que muy pocos artesanos hubieran aprendido el truco. Son preguntas nuevas que podemos hacer viendo una alfombra demasiado bien conservada.

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La alfombra Pazyryk tiene aproximada­mente 2400 años de antigüedad, y sus colores siguen siendo muy vivos

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