Así se gestó la venganza de Morales
El «jefazo» boliviano, que comenzó a orquestar su vuelta desde Argentina, culmina ahora su vendetta con la prisión de la política conservadora
«El golpismo creía haber proscrito nuestro movimiento político, pero gracias a hermanas y hermanos bolivianos y argentinos dimos una de las más grandes muestras de resistencia y unidad». Las palabras del presidente boliviano entre 2006 y 2019, Evo Morales, para celebrar el Día del Estado Plurinancional el 22 de enero evidencian su intento de recuperar un papel protagonista en la política nacional.
La reorganización de su partido Movimiento al Socialismo (MAS) orquestada desde lo que califica como su «exilio en Argentina» ha dado sus frutos. El ex presidente regresó al país tras la victoria en octubre del candidato de su formación, el presidente Luis Arce, tras la repetición de las elecciones presidenciales anuladas en 2019 por el supuesto fraude denunciado por la oposición. La semana pasada, la ex presidenta interina que lideró un gobierno conservador tras la dimisión dimisión de Morales, Jeanine Áñez, fue encarcelada acusada de «sedición y terrorismo».
La venganza política planeada por Morales se ha visto reforzada por las decisiones de la Fiscalía en el caso «golpe de Estado». La ex senadora de 53 años ha calificado su detención como una «persecución política». El apodado «jefazo» por sus seguidores considera a Áñez una «golpista». El portavoz presidencial de Bolivia, Jorge Richter, aseguró ayer que el concepto de «persecución política» repetido por sectores de la oposición busca mantener la impunidad sobre la muerte de al menos 40 civiles en 2019 durante la crisis política. Mientras que el ex presidente, Carlos Mesa, indicó que Morales busca recuperar «todo el poder».
El líder indígena dirigió la reorganización del MAS desde Buenos Aires. Los analistas señalan los dos motivos fundamentales de la vuelta de Morales: resolver las denuncias judiciales en su contra y tomar la conducción política del partido. El ex ministro de Gobierno equivalente a la cartera de llegado a afirmar que Arce es «el gobernante legítimo» de Bolivia pero «la dirección estratégica del proceso es de Evo Morales». En Iberoamérica, el presidente argentino, Alberto Fernández, mantiene firme su respaldo a Morales en su denuncia de «golpe de Estado». Morales impulsó la figura del moderado Arce y dirigió la campaña del actual presidente boliviano. La suspensión de su orden de detención permitió a Morales regresar a Bolivia tras la victoria en primera vuelta de Arce. Sin embargo, las acusaciones contra el expresidente de 61 años se mantienen vigentes.
Con todo, ayer se abrió una pequeña puerta para Áñez. El Tribunal Décimo de La Paz admitió ayer una audiencia para la puesta en libertad de Añez. La Justicia ceptó el recurso presentado por su hija Carolina Ribera contra el juez Armando Zeballos y la gobernadora de la cárcel de mujeres en La Paz, Karina Figueroa. La apelación se basa en el mal estado de salud de Áñez tras sufrir «presión alta» y denuncia que se impide su salida de prisión para recibir atención médica especializada.
La presidenta de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia, Amparo Carvajal, afirmó que Áñez está haciendo una huelga de hambre y que la vio «deprimida» después de visitarla junto a una comisión de la Defensoría del Pueblo. La Justicia boliviana tenía programado para la tarde de ayer una vista sobre su excarcelación. Al cierre de esta edición, los jueces todavía no se habían pronunciado.
El caso «golpe de Estado» ha fracturado a la sociedad boliviana. Los simpatizantes del proyecto progresista del partido de Morales denuncian un «atentado contra la democracia» y los partidarios de la oposición respaldan las denuncias de «fraude electoral» en 2019 en las elecciones presidenciales. Morales buscaba su cuarto mandato pese a los límites de mandato reflejados en la Constitución y la derrota en el referéndum planteado para legitimar su candidatura. La prisión preventiva contra Áñez ha multiplicado las tensiones. El «jefazo» persigue recuperar su poder en la política boliviana.