La juventud y el arte, un claro de calidad en el bosque de la cultura
La Galería Intersticio se inaugura en Madrid con una muestra que busca fomentar la creatividad joven
El movimiento de lo ausente y la quietud de la flora salvaje convergen con la luz que, a través de las ramas, alumbran los claros de los bosques. Son zonas que emergen en medio de los árboles sin previo aviso, como lugar de encuentro y cobijo, pero también de exposición ante la maleza. Lugares escondidos que se destapan ante el cielo sea por la pobreza del suelo, por culpa de un incendio o por la arbitrariedad propia de la naturaleza. La excepcionalidad de un claro del bosque ha llegado a inspirar rituales y mitos, batallas en películas o magia en los cuentos. Un lugar que evoca a la creatividad y, por tanto, al arte.
En medio de los edificios y el tráfico de Madrid, también emersolo ge una galería de arte que funciona como evasión y reencuentro. Una sala que sorprende e hipnotiza en el mismo instante en el que se atraviesan sus puertas. De repente, el sonido y el ambiente se mimetizan en el visitante, insinuándole que ni el ruido ni la contaminación ya existen. Tan un diálogo entre persona y arte. Y qué mejor manera de ser inaugurada que con una exposición bajo el nombre «Claro del bosque». Desde la Galería Intersticio –la de Madrid es la segunda sede, en plena comunicación con la primera, en Londres– explican a LA RAZÓN que el concepto de la muestra está relacionado «con esa impresión de evasión y de entrar en un espacio de extracción de todo lo que está ocurriendo, pero también está relacionado con lo místico, lo ceremonial o lo ritual».
Desde la propia fachada
Y esa sensación comienza desde la misma fachada de la galería: «Para que fuera en consonancia con la exposición, hemos instalado unos vinilos de Paul Maheke», explica Sol Abaurrea, una de las comisarias y responsables de la galería junto a Ana Coronel de Palma y Cristina Herráiz. En la muestra cuentan con un artista francés –el anterior–, una suiza, un alemán y una sueca. Y, por supuesto, con españoles: «Son casi la mitad», explica, «pretendemos crear un vínculo entre artistas españoles e internacionales».
De dentro de nuestras fronteras figuran obras de Diego Delas, Andrés Izquierdo, Julia Creuheras y la vasca y ganadora del premio de ARCO Comunidad de Madrid 2020, Nora Aurrekoetxea, entre otros. Buscan despertar el interés de la juventud por el arte: «Todos son artistas jóvenes, porque queríamos apostar por su carrera y así fomentar también el mundo del coleccionismo joven, con unas obras que al final no encuentran tanto su espacio». Así, entre las paredes blancas de Intersticio figura una acuarela que se sintetiza con unos marcos tipo art déco, de la suiza Johanna Odersky, así como una escultura creada con resina de poliéster, de Isabella Benshimol, y una «Fuente de talismanes»: «Es de Julia Creuheras y está hecha con galio», continúa Abaurrea, «la maquinaria de la obra tiene un calefactor debajo que hace que se mantenga en estado líquido». Un hipnotizador efecto óptico en el que la artista refleja la filosofía de su obra: movimientos cinéticos, aludiendo a reliquias nostálgicas que esconden incertidumbre.
DÓNDE: Galería Intersticio, calle Alcántara 31, Madrid. CUÁNDO: hasta el 22 de mayo. CUÁNTO: gratuito.