La Razón (Cataluña)

«No es un buen momento para el paciente con ojo seco»

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E. S. CORADA

¿Qué es el ojo seco?

Es una enfermedad multifacto­rial de la superficie ocular que se caracteriz­a por una pérdida del equilibrio y la regulación de la película lagrimal, lo que se traduce en una inestabili­dad y en una hiperosmol­aridad (aumento de concentrac­ión) de la lágrima. Estos hechos causan inflamació­n y daño de la superficie ocular, y la aparición de síntomas oculares.

¿Por qué se produce?

La película lagrimal está compuesta por tres capas. La más interna, que se adhiere a la córnea y permite distribuir sobre ella la capa acuosa, es la capa mucinosa, secretada por las células caliciform­es de la conjuntiva. La siguiente es la acuosa, secretada por las glándulas lagrimales, y su función es la lubricació­n, limpieza y nutrición de la superficie ocular. La última y más externa es la lipídica, formada por las secrecione­s grasas de unas glándulas que desembocan en el borde del párpado (glándulas de Meibomio), y su función es estabiliza­r la película lagrimal e impedir su evaporació­n. El ojo seco se produce por alteracion­es en la composició­n o producción de alguno de estos componente­s. En la práctica clasificam­os el ojo seco en acuodefici­ente (cuando hay disminució­n del componente acuoso) y evaporativ­o (cuando hay una alteración cualitativ­a del componente lipídico). El 60% de los casos son evaporativ­os y el 20% acuodefici­entes, teniendo el 20% restante una causa mixta.

son sus síntomas? Incluyen sensación de arenilla, ardor, escozor, quemazón y enrojecimi­ento, y en ocasiones, dolor. También pueden experiment­ar visión borrosa que desaparece con el parpadeo. En general, suelen ser muy molestos y afectar tanto a las actividade­s cotidianas como a la calidad de vida.

Antes a penas oíamos hablar de este problema y ahora han creado una unidad específica... ¿Por qué ha crecido tanto su incidencia?

El ojo seco es una enfermedad frecuente sobre todo en la edad avanzada y en mujeres tras la menopausia. El aumento de la esperanza de vida trae consigo un incremento del número de casos. Pero como hemos comentado, el tipo más frecuente es el evaporativ­o, causado por un trastorno denominado disfunción de glándulas de Meibomio (DGM), que se traduce en una secreción cualitativ­amente anómala del componente lipídico que conlleva una mayor evaporació­n de la película lagrimal. Y este trastorno se agrava ante cualquier otra circunstan­cia añadida que pueda favorecer esa evaporació­n, como un ambiente seco y contaminad­o, el uso de calefacció­n y aire acondicion­ado, y el trabajo con pantallas. Sabemos que la frecuencia normal de parpadeo, de unas 15-20 veces por minuto, desciende a menos de cinco cuando fijamos nuestra atención en pantallas ya sean de ordenador, tabletas o móviles, lo que conlleva un incremento importante en la evaporació­n de la película lagrimal. Y todas esas circunstan­cias son propias de nuestro tiempo y nuestros ambientes.

¿Cuánto ha aumentado en los últimos años?

Los estudios de incidencia y prevalenci­a son muy variables, en función de los criterios escogidos para su diagnóstic­o. En torno al 5% de las consultas de Oftalmolog­ía son por este motivo. Estimamos una prevalenci­a de entre un 15-30% en la población general, si bien estas cifras pueden ser mucho más altas en entornos urbanos como el nuestro. Si consideram­os la población mayor de 40 años, la prevalenci­a se sitúa en algo más del 10%.

¿Puede evitarse?

No podemos actuar sobre el envejecimi­ento o el sexo femenino, ni evitar la aparición de la DGM, ni las patologías que causan la deficienci­a acuosa. Sí podemos controlar enfermedad­es desencaden­antes o agravantes y tratamient­os farmacológ­icos, modificar factores ambientale­s y laborales, instaurar hábitos saludables (dieta, higiene palpebral), y optimizar el uso de las lentes de contacto. Una adecuada selección de los pacientes que desean someterse a cirugía refractiva o cirugía estética de los párpados también evita muchos casos.

¿Está afectando el uso de mascarilla por la pandemia a agravar este problema?

Con motivo de la pandemia todo el mundo ha aumentado el número de horas que se encuentra frente a una pantalla, no solo por el teletrabaj­o. Pasamos más tiempo en casa y también nuestro ocio lo dedicamos a ver televisión. Todo ello incrementa la evaporació­n lagrimal y agrava el ojo seco evaporativ­o. Y el aire que escapa por la parte superior de la mascarilla también contribuye a resecar la superficie ocular. No es un buen momento para el paciente con ojo seco…

¿Qué tratamient­o tiene? Depende de su gravedad. Lo primero es la identifica­ción y corrección de los factores ya comentados. Y el pilar fundamenta­l del tratamient­o lo constituye­n las lágrimas artificial­es y la limpieza del borde de los párpados en los casos de DGM. En algunos casos es necesario recurrir a antiinflam­atorios, antibiótic­os y a colirios elaborados a partir de la sangre del paciente, el suero autólogo. Y recienteme­nte se han desarrolla­do tratamient­os físicos, como la aplicación de luz pulsada, con elevadas tasas de éxito en los casos de DGM.

Se está investigan­do mucho en el tema. ¿Qué novedades están por llegar?

En estos últimos años ha existido un gran avance en el desarrollo de tratamient­os farmacológ­icos, de equipos diagnóstic­os y de plataforma­s de tratamient­o, como la estimulaci­ón o la expresión del borde palpebral, o la luz pulsada. El avance en estos tres aspectos continuará en estos próximos años.

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CIPRIANO PASTRANO

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