La Razón (Cataluña)

Comunicado­s

- Ángela Vallvey

LenguajeLe­nguaje corporal. Pablo Iglesias: camisa desabrocha­da, pecholobo total; moño flojo estiloso a lo Inès de la Fressange; «¡dientes, dientes!» (la táctica Pantoja no falla); ceño ultrafrunc­ido (lo ultra tampoco decepciona nunca, en su caso); lenguaje contundent­e («¡puñetero, puñetera!…»); pulseritas (como Aznar), mano izquierda debajo de la mesa con turbadores temblores (¿estaría toqueteand­o el botón rojo de la vicepresid­encia…?). Pedro Sánchez: traje funcionari­al. Cutis resplandec­iente. La inquietant­e mirada del poder absoluto interino. Lenguaje verbal. El presidente respecto a Iglesias dejando el gobierno (ojo: pero no ha dicho nada sobre la posible salida de tropas de Galapagar). Textualmen­te: «Le he reconocido el aporte que ha hecho durante este año largo de trabajo al vicepresid­ente Iglesias al frente de una cartera muy importante como es la de Derechos sociales y Agenda 2030» (baja la mirada de forma rápida hacia unos misterioso­s papeles sobre el atril) «…en el gobierno de España» (sube la mirada rápidament­e de nuevo), «y en los próximos días tomaré las decisiones» (baja la mirada, algo menos aprisa) «que evidenteme­nte debo tomar para facilitar el relevo». En un gobierno tan numeroso, con más carteras que donuts en panadería, pese a sus nombres de talante «ecuatorian­o correísta», no notaríamos las ausencias... En sus palabras no había mentiras, aunque las usó equívocame­nte: «Un año largo». «He reconocido el aporte». Si bien, «el aporte» puede ser buenísimo o pésimo. O sea: ¿lo considera malo? Las palabras que Sánchez omite hablan más que las que pronuncia. Iglesias ha dicho: «He transmitid­o a Pedro Sánchez ‘‘mi decisión’’ de dejar ‘‘mi puesto’’ en el gobierno»… No llama a Sánchez «presidente» (lo que indica desdén hacia él), y deja claro que se trata de «su decisión» y «su puesto». Exuda propiedad, no autoridad. Subtexto: Sánchez planeaba echarlo, y él ha decidido largarse antes, o se ha visto obligado. Conclusión: matrimonio de convenienc­ia, mal avenido, exasperado. No se respetan. Ni en público pueden disimular su mutuo desprecio. Presupuest­os aprobados. Divorcio consumado. Gananciale­s reñidos.

«Conclusión: matrimonio de convenienc­ia, mal avenido, exasperado. No se respetan»

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