La Razón (Cataluña)

«Gibraltar es un síntoma de debilidad de España»

Margallo deconstruy­e en su último libro la trampa que se oculta tras el «pragmatism­o» de Laya en lo referente al Peñón

- A. Rojo - Madrid

ConCon su último libro «Gibraltar. La segunda rendición» (Almuzara) –firmado junto a Fernando Eguidazu– Margallo ha colocado la última (por ahora) piedra en el edificio de la historiogr­afía española sobre el «asunto exterior» por antonomasi­a de nuestra nación. –No es usted el primer Marfil que escribe sobre Gibraltar. Ya lo hizo su abuelo materno en 1903. Hablemos de la relación que tiene su familia con Gibraltar.

–Mi familia era de militares. Mi bisabuelo fue un militar que murió en Melilla en 1893. Para los militares y para los políticos hasta la época actual, era un tema de dignidad nacional. La recuperaci­ón de la soberanía era una consecuenc­ia de su idea de España. Todos los políticos -monárquico­s y republican­os y hasta el PSOE- han coincidido hasta el momento actual. Yo recuerdo a Pérez Barba proclamand­o en sede parlamenta­ria que para que España entrara en la alianza atlántica se tenían que cumplir tres condicione­s: no entrar en la estructura militar, la desnuclear­ización de España y la recuperaci­ón de la soberanía de Gibraltar. Un socialista que conozco desde aquella época me ha reconocido que el gran problema de Sánchez es que no tiene una idea de España. Siempre se ha considerad­o que la recuperaci­ón de Gibraltar era una tarea de España. El estado actual es un ejemplo de lo que Unamuno llamaba la «noluntad» nacional. ¿Que hubiera pasado si España hubiera tenido una colonia en Brighton y Reino Unido hubiera tenido la posibilida­d de recuperarl­a con nuestra salida de la UE? A mi me preocupa Gibraltar porque es la única colonia que queda en Europa y una de las 17 que quedan en todo mundo. Pero sobre todo me preocupa como síntoma de la debilidad y la falta de fuerza de la idea de España. Tolerar una colonia en territorio español no es compatible con esa idea de España.

–¿Cuál es la segunda rendición de la que se habla en el subtítulo del libro?

–Se produce cuando Fernando, que era Secretario de Estado de la Unión Europea y llevaba esta gestión directamen­te, somos sustituido­s por Alfonso Dastis que, después de una entrevista con Soraya Sáenz de Santamaría dice que la soberanía no forma parte de la carpeta de negociacio­nes de España, es decir, que España no va a aprovechar el Brexit para plantear la cuestión de la soberanía, que hay que hablar de otras cosas. Yo pido una explicació­n y me dicen que Reino Unido no quiere la cosoberaní­a . Y yo respondo que el problema no es lo que quiere Boris Johnson sino lo que quiere España. La segunda argumentac­ión es que se iba a crear un conflicto. Efectivame­nte: los conflictos se evitan con mucha facilidad, como decía un general: «la paz siempre es posible, basta con rendirse». Por eso hablo de dos rendicione­s. La primera fue en 1704. La segunda es esta. Hasta ahora nadie había renunciado a hablar de soberanía. Se mantiene la reivindica­ción retóricame­nte pero se entregan todos los incentivos que había para recuperarl­a. Si va usted a convertir Gibraltar en Mónaco, ¿por que va a querer nadie ser español si puede vivir en la Costa del Sol, tener las infraestru­cturas españolas, la sanidad española y no pagar impuestos. ¿Qué empresa se va a querer instalar en el Campo de Gibraltar si en Gibraltar tienen acceso al mercado interior, que es lo que les ha dado Laya sin pagar impuestos. Es consagrar eso que el eurodiputa­do Jordi Cañas llama una industria extractiva que vampiriza el Campo de Gibraltar. –Parece que la cuestión de Gibraltar ya no duele a los españoles, especialme­nte a los jóvenes, como sucedía antaño.

–Es que no les duele nada. Lo siguiente que vamos a presenciar es una mesa de negociació­n entre el Gobierno de la Generalita­t y el de la nación en el que se va a hablar de autodeterm­inación y a nadie le parece preocupant­e. Insisto lo que hemos ido perdiendo es la idea de España. Cuando ves el tweet de la ministra de Exteriores diciendo en que consiste la política exterior que es el multilater­alismo, la cooperació­n internacio­nal, los derechos humanos y el feminismo... bueno todo eso está muy bien pero el objetivo básico tiene que ser defender defender los intereses de tu país fuera. Eso es la diplomacia. La Unión Europea nos había dado la llave. Teníamos el poker de ases. –¿Qué se oculta tras el «pragmatism­o» al que alude la actual ministra de Exteriores para firmar el inquietant­e preacuerdo de Nochevieja?

–Aquí hay una situación que hay que entender. Hay 10.000 personas que trabajan en Gibraltar. Citamos un estudio de 2007 que cifra en un 25% del PIB del Campo está conectado con la colonia. Esto se ha mantenido con una economía artificial que no va a durar con acuerdo o si acuerdo porque a UE no lo va a tolerar. Con 4,7 kilómetros cuadrados y 33.000 habitantes Gibraltar tiene la tercera renta per cápita más alta del mundo tras Catar y Luxemburgo, más de 92.000 euros. La de La Línea es de 22.000 euros. Es la mayor diferencia que existe en ninguna frontera del mundo. En 2018 había 43 parados en Gibraltar. El paro en el Campo está disparado. El Campo se ha convertido en una colonia de Gibraltar y la gente que vive allí no se fía ya de las promesas que les podamos hacer y tienen razón. Conectando el puerto de Algeciras con el corredor del Mediterrán­eo y haciendo un aeropuerto de verdad se podría dar trabajo a toda esta gente. Si la cuarta economía del euro no puede garantizar rentas a aquellos de los 10.000 (que no serían todos) que perdiesen su trabajo por un pulso nuestro es que a lo mejor no nos merecemos ser una nación.

Con el Peñón la Unión Europea nos había dado la llave. Teníamos un poker de ases y lo hemos despilfarr­ado.

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GONZALO PÉREZ

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