La Razón (Cataluña)

Cuentan que Irene Montero sufre un ataque de cuernos políticos

- Jesús Amilibia

Los cierres perimetral­es animan a sacar la pancarta, cosa sana donde las haya y muy entretenid­a. Conoces gente y te relacionas, incluso hay quien liga. Pensaba que las últimas manifestac­iones serían contra la gestión del Gobierno en la pandemia, los 100.000 muertos, la lenta vacunación, etc., pero no: la mayor estaba convocada por movimiento­s anticapita­listas, antisistem­a y antifascis­tas para pedir la libertad de

Hasel y otras amnistías. Quieren que arda Madrid para quemar cómodament­e a Díaz

Ayuso en Sol y, de paso, llevarnos a todos a la cuarta ola. La izquierda radical llama a calentar la calle y, también de paso, calentarán las UCIs. Decía el otro día que

Iglesias buscaba solar (Ley de la Vivienda) para el gulag en el que encerrará a la derecha criminal. Para empezar su spin-off de «La que se avecina» ya ha lanzado cual profeta airado la primera predicción: «Cuando se investigue de verdad, es probable que Ayuso sea imputada y acabe en prisión». Vas con la pancarta de «Comunismo o libertad» y de momento él te lleva a la trena. Prepárate, Isabel: te va a acusar hasta de los padecimien­tos de Rocío

Carrasco. Dicen las lenguas viperinas que la convivenci­a marital se ha tornado difícil en el marquesado de Galapagar por la predilecci­ón que el macho alfa morado ha mostrado por Yolanda Díaz

(esa melenaza al viento) en la hora de la sucesión. El liderazgo de Podemos y la vicepresid­encia tercera eran para mí, dicen que grita Irene, gimiendo como la Zarzamora de la copla y sin que le sirvan de consuelo los mimos de sus niñeras ministeria­les: «Qué tiene la Zarzamora/ que a todas horas/ llora que llora por los rincones…». Pues eso: que tiene un ataque de cuernos políticos, explican, cuernos mucho más difíciles de sobrelleva­r que las sospechas por un largo pelo rubio en la chaqueta del hombre que le dio gemelos, palacio y Ministerio.

No hace falta ser Freud para deducir lo mucho que esta situación envenena la campaña del encabritad­o candidato: enviado a dormir al sofá, ahora va a embestir con redoblada furia. Mientras, se espera que la pareja desmienta o confirme la crisis en «¡Hola!» al estilo de Iker, Bertín y Ponce. Irene se puede sumar a Sara, Fabiola y Paloma para formar un cuarteto: «Las Abandonás». Éxito garantizad­o.

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