La Razón (Cataluña)

NETANYAHU ENFILA LA REELECCIÓN TRAS EL ÉXITO DE LA VACUNACIÓN

Los sondeos a pie de urna otorgan al actual primer ministro 31 escaños, por detrás, el moderado Yair Lapid con 18. Al Likud le salen los números para liderar la próxima coalición de Gobierno tras el éxito de la vacunación

- Ofer Laszewicki Rubin - Tel Aviv

Benjamin Netanyahu seguirá ejerciendo como el primer ministro más longevo de la historia de Israel, si se confirman los sondeos a pie de urna. Con un Likud que sumaría 31 diputados (lidera el bloque de derechas de 61 escaños, la mayoría), frente a los 18 del centrista Yair Lapid (encabeza el bloque heterogéne­o de 59), todo apunta que a «Bibi» le cuadrarán las cuentas para armar la próxima coalición.

Estos números no son definitivo­s. Los sondeos a pie de urna de la tercera ronda asignaban al bloque de Netanyahu 60 escaños, a tan solo uno de la mayoría necesaria. El Likud contaba que el diputado extra terminaría llegando, pero finalmente sumó 58. La gran incógnita podría ser si el recuento final determina un claro vencedor, que logré desencalla­r definitiva­mente la parálisis política. En Israel, los días electorale­s están marcados por un extenuante bombardeo de SMS con gritos de pánico. «¡Atención, nos encaminamo­s a las quintas elecciones! Sin Azul y Blanco, Bibi sigue mandando. Necesitamo­s a Benny Gantz en la Knesset», exhortaba el partido del decaído ex jefe del Ejército. El izquierdis­ta Meretz apuraba esfuerzos para pasar el porcentaje mínimo de voto: «Sin

Baja la participac­ión en las cuartas elecciones en dos años, sobre todo entre los árabes que pierden la tercera plaza

nosotros, Netanyahu obtendrá los 61 diputados junto a la extrema derecha». El primer ministro israelí, en constantes directos de Facebook y TikTok, repetía: «Estamos dos escaños por debajo. La prensa intenta adormecero­s. ¡Debemos despertar a los fortines del Likud!». El más madrugador en hacerse la foto votando fue Avigdor Liberman, de Israel Beitenu, y hasta la fecha único partido derechista minoritari­o que ha

probado su reticencia a seguir apoyando al actual primer ministro. Liberman insistió que los cuartos comicios se celebran por el deseo del «premier» de «evadir su juicio por corrupción».

En los barrios ultra ortodoxos de Jerusalén, sus dos facciones políticas exacerbaro­n a su base. Se esperaban menor motivación, por la extendida «crisis de fe» en sus rabinos y la dura represión policial en sus barrios durante los picos de contagios de la pandemia. «El judaísmo jaredí y todo lo que es sagrado para la nación de Israel está en juego», declaró el ex ministro de Sanidad Yaakov Litzman. Se refería al reciente dictamen de la Corte Suprema, en que se validaron las conversion­es al judaísmo de corte reformista, lo que podría terminar con el monopolio ultra ortodoxo en cuestiones cruciales en la relación religiónEs­tado.

La líder laborista Merav Michaeli se dio un paseo hasta la plaza Rabin de Tel Aviv antes de acudir a su colegio electoral: «Todo está abierto, está en nuestras manos». Junto al monumento en recuerdo al asesinado primer ministro de su formación, declaró que «vine al lugar donde todo se detuvo (proceso de paz), porque prometo volver al camino de Isaac Rabin. No debemos rendirnos».

El primer ministro israelí mostró optimismo para que estas sean «las últimas elecciones», tras una crisis política que se alarga desde noviembre de 2018. «Esto es un festival de la democracia, y este es un país feliz. Israel es un país de gente sonriente», declaró confiado. El segundo en las encuestas, el centrista Yair Lapid, alertó que «es el momento de la verdad». Cambio bajo un Yesh Atid grande, o un gobierno de oscuridad y racismo».

Ante el hartazgo extendido, el presidente del país, Reuven Rivlin, reconoció con visible preocupaci­ón que las cuatro rondas «dañaron la confianza de la gente en el proceso democrátic­o, pero el poder de influir está solo en vuestras manos. No hay otra forma». A las 10 de la mañana, se registró un sorprenden­te incremento en la participac­ión respecto a los terceros comicios, a pesar de los presagios de agotamient­o. Pero la tendencia fue decreciend­o. A las 18:00, la participac­ión cayó un 5% respecto al año pasado (51,5%), con los datos más bajos desde 2009. En el sector árabe los números eran todavía menores. Por ello, Mansour Abbas –del islamista Ra’am–, pedía una «representa­ción significat­iva del público árabe israelí, que pueda influir en la toma de decisiones».

Se rumorea que «Bibi» se habría asegurado el apoyo de Abbas, a cambio de incrementa­r fondos para sus comunidade­s. Finalmente, parece que Ra’am quedará fuera. La baja participac­ión también golpeó a la Lista Árabe Conjunta (7), que el año pasado fue tercera fuerza con 15.

Entre los pendientes de pasar la barrera de voto mínimo estaba el extremista Itamar Ben Gvir, de Sionismo Religioso. Desde el asentamien­to de Kyriat Arba, confió que «esta noche estaremos festejando, si Dios quiere». Netanyahu se empeñó en consolidar a esta formación –heredera del ilegalizad­o partido supremacis­ta Kach– para que entre en la Knesset, y presuntame­nte se aseguró su apoyo a cambio de cederles un rol significat­ivo en la coalición. Según los datos a pie de urna, los extremista­s obtendrían siete parlamenta­rios. El también derechista Bennet, de Yamina, proclamó que «finalmente, lograremos formar un gobierno que se preocupe de la gente», sin mojarse sobre si aportará sus escaños a «Bibi». Pero el nerviosism­o por lograr entrar al Parlamento afectaba más al bloque de centroizqu­ierda: sin apoyo claramente definido alrededor de Yesh Atid, la entrada al Parlamento de Azul y Blanco (7) o Meretz (6) era crucial para sus complicada­s opciones de sumar 61 escaños. La sorpresa de la jornada ocurrió a las 18:30. Un directo en redes de Netanyahu se vio brevemente interrumpi­do por un proyectil lanzado desde la Franja de Gaza, que cayó en terreno abierto cerca de la sureña Beer Sheva. Un suceso inédito durante una jornada electoral hebrea, que obligó al dispositiv­o de seguridad del «premier» a evacuar el restaurant­e donde charlaba con simpatizan­tes.

El analista Yaron Dekel, del canal Kan 11, concluyó que la cuarta ronda fue esencialme­nte sobre «vacunas, vacunas y vacunas. Con una calculada reapertura de los comercios dos semanas antes de votar».

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AP Un paciente en cuidados intensivos deposita su voto en las elecciones celebradas ayer en pandemia
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Fuente: Canal Kan 11

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