RESCATADOS DEL DILUVIO DEL SIGLO
Todavía,Todavía, y ya han pasado 48 horas, no es posible calcular en toda su magnitud las consecuencias de las inundaciones en el este de Australia, especialmente en el estado de Nueva Gales del Sur. En primer lugar, porque la tormenta no da tregua y sigue lloviendo torrencialmente, y, después, porque se van agotando las baterías de los teléfonos móviles y los servicios de emerbajo gencia comienzan a acusar la falta de información. Las autoridades hablan de las peores inundaciones en un siglo y dan cuenta del rescate y evacuación de más de 18.000 personas, como la familia de la fotografía que ilustra esta página, atendida a bordo de uno de los buques de salvamento enviados a la zona. También en Sídney se acusan los efectos de la tormenta, con la mayoría de las presas desbordadas, incluida la que abastece de agua potable a la ciudad, y vertiendo a los ríos. Al menos había 35 localidades aisladas, con extensas zonas las aguas, y a las que no es posible llegar más que desde helicópteros. Este estado australiano, el más poblado, con unos 8 millones de habitantes, venía de sufrir dos graves episodios de incendios forestales, los llamados «veranos negros», en 2019 y 2020, alentados por una sequía, también, sin precedentes. Aunque es inevitable atribuir estos fenómenos meteorológicos extremos al «calentamiento global», lo cierto es que en esa zona de la costa australiana no es inusual que coincidan una baja tropical con un chorro de aire más frío procedente del sur, dando lugar a una de esas «filomenas» de las que tanta experiencia tenemos en nuestras tierras de levante.