La Razón (Cataluña)

«Tengo la Capilla Sixtina en el hombro»

Sara Hurtado ha pasado una odisea para poder llegar al Mundial de Patinaje Artístico: confinamie­nto, operación en la articulaci­ón, covid de su compañero Kirill Jalyavin...

- Francisco Martínez -

Así recuerda Sara Hurtado la conversaci­ón con el médico tras ser operada de su grave lesión en el hombro derecho:

–Joder, Sara, al final me has hecho trabajar más tiempo, yo que pensaba que iban a ser 45 minutos y me he tirado casi dos horas [en tono de broma]. –Socorro.

–Pero no te preocupes, tenías muy buen tejido y lo hemos podido reparar todo con él.

–Ahora me toca responder con el reposo y la rehabilita­ción.

Y a ello se puso para poder disputar el Campeonato del Mundo de Patinaje Artístico, que se emite en directo en Eurosport y dura hasta el 28 de marzo. Ha tenido que pasar una odisea hasta llegar a él, y la lesión de la que habla es sólo una parte.

Antes, la pandemia. «Llegué a Moscú, en Rusia no había confinamie­nto, pero a todo el mundo de países con alta incidencia les hacían guardar cuarentena de quince días. Y se juntó la mía con la que luego sí tuvo Rusia. No salimos hasta mediados de junio», rememora. Pasó el tiempo entre libros, una máquina de correr y directos en Instagram para hablar de patinaje. Pero todo lejos del hielo. «Desde los ocho años no he estado tanto tiempo fuera de una pista. El cuerpo ya no sabía dónde estaba. Fue como: ¿Quién soy?, ¿qué está pasando?, ¿por qué no tengo mis botas?, el suelo no resbala... Se me hizo muy, muy largo», reconoce. Pero por fin pudo volver y reunirse con su pareja de danza, Kirill Jalyavin, pero... «A las tres semanas, cuando estábamos empezando a coger el ritmo, me caigo y me fracturo el labrum. No parecía una caída extremadam­ente loca», desvela. Pasó de estar el mayor tiempo sin pisar el hielo a la lesión más grande de su vida, que la obligó a ir al quirófano, y allí fue donde tuvo lugar la conversaci­ón con la que comienza esta informació­n. «La cirugía fue un éxito, no necesité ningún aplique externo. El médico tuvo que hacer una reconstruc­ción muy complicada porque me fracturé el labrum por delante y por detrás, y una pieza que estaba rota se salió, se dio la vuelta... Todo por artroscopi­a, no fue ni cirugía abierta. Tengo la Capilla Sixtina en mi hombro derecho», afirma la patinadora, cuya rehabilita­ción llegó hasta octubre, aunque nunca perdió la comunicaci­ón con Kirill.

–Sara, qué aburrido es entrenar solo –se quejaba él.

–Qué aburrido es no poder moverme, con el cabestrill­o –se quejaba ella.

Vivieron esos duros momentos juntos e incluso, de alguna manera, trabajando. «Visualizan­do los ejercicios aunque estuviera sentada», asegura Sara, que considera que lo sufrido les ha ayudado a «reforzar la solidez». Ahora pueden llegar todavía más lejos.

En octubre pisó el hielo de nuevo, y llegó el enésimo pero... La amenaza del covid continuaba (y continúa) y atrapó a su compañero. No tuvo síntomas importante­s, pero sí pasaron otras tres semanas más. Total, que entre unas cosas y otras apenas han tenido un mes y medio seguido para prepararse , pero han lograron la plaza para el Mundial en una competició­n contra la otra pareja española, formada por Olivia Smart y Adrián Díaz, que también fue extraña, telemática y sin público. «Es todo tan raro... Toca adaptarse. Los deportista­s estamos acostumbra­dos a eso: tener que estar al máximo pase lo que pase, se te pierdan los patines, se te rompa la cremallera del vestido, te entre dolor de cabeza... Y este es un año para poner eso en funcionami­ento», opina Hurtado.

La madrileña, a quien le vendió sus primeros patines Blanca Fernández Ochoa («Y yo, con mi inocencia, ni lo sabía. Pero después fue... ‘‘guau, qué especial’’»), cuando era una niña, sabe lo que es sobreponer­se a las adversidad­es. Adrián Díaz era su antigua pareja, juntos empezaron en la danza, «una disciplina inexistent­e en España», pasaron por Inglaterra y Montreal, donde después de un tiempo se rompió su relación. Ahora está en Moscú con Kirill. «Más que acostumbra­rte, lo aceptas. Pero echo de menos a la gente, la luz, los melocotone­s, un abrazo, cosas así. Algo similar a lo que hemos podido vivir en cuarentena, pero ampliado a todo el año», revela. Tras todo lo sucedido, ir al Mundial ya es un premio, pero no se conforman: si quedan entre los diez primeros, sumarán una nueva plaza para España en los Juegos de 2022.

Desde los ocho años no había estado tanto tiempo fuera del hielo, era como: ¿quién soy?, ¿por qué no resbala el suelo?»

A vivir fuera no te acostumbra­s, lo aceptas: echo de menos a la gente, los melocotone­s, un abrazo...»

Me fracturé el labrum por delante, por detrás, una pieza se salió y se dio la vuelta...»

Sara Hurtado

Patinadora

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INSTAGRAM La imagen de Sara Hurtado el primer día que pudo volver a entrenar después de lesionarse gravemente en el hombro derecho

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