Ministra González Laya: pida monos a Gibraltar, por favor
Dice Margarita del Val, nuestra viróloga de guardia, que las vacunas españolas, esas que Él espera como agua de Lourdes para ganar las elecciones cuando toque, van más despacio por la falta de inversión en I+D+I, o sea, en investigación, desarrollo e innovación. No tenemos ni para ratones de laboratorio, y mucho menos para monos. La falta de primates ha provocado un retraso de casi un año en la vacuna más prometedora y avanzada de las tres que desarrollan en el CSIC, la que investiga el virólogo Mariano Esteban. También serán necesarios para desarrollar las otras dos, me imagino. Gibraltar tiene muchos monos, casi tantos como contrabandistas y chiringuitos financieros. Por el bien de nuestra ciencia cenicienta, ya es hora, y así se lo grito al televisor, de que nuestra ministra de Asuntos Exteriores, González Laya, tenga a bien pedir a Fabián Picardo, ministro principal gibraltareño, los monos que le pudieran sobrar. Para obtener su favor, quizá tenga que recordarle sutilmente las delicadezas extremas que ella ha tenido con la colonia inglesa después del Brexit. Eso se llama diplomacia. Además, el buen Fabián es socialista, por lo que tiene mucho adelantado. También puede argumentar ante el ministro del Peñón que sus monos son posiblemente los más idóneos para la experimentación de las vacunas españolas ya que, como España, viven prácticamente del turismo. Los macacos de Gibraltar piden plátanos con acento andaluz, roban bocadillos a los viajeros ricos para dárselos a los monos pobres y se rigen por una estructura matriarcal. Quizá por ahí Arancha consiga consiga el apoyo de Irene Montero. Cuentan que algunos monos ingleses tienen mala leche. Podría Picardo desprenderse de los más rebeldes o peligrosos con la seguridad de que no perdería votantes en las próximas elecciones y a Mariano Esteban le vendrían muy bien para comprobar si la vacuna española también es útil en el apaciguamiento del cabreo. El cabreo de los monos, no el del virólogo Esteban por la falta de medios, claro. Eso sí: hay que evitar que los monos donados no lleguen contagiados. Ya existe un test para detectar la cepa británica del coronavirus: pones al mono en el balcón de un hotel y si se tira pensando que hay una piscina a diez metros, es que sufre, sin duda, la variante del Reino Unido.