La Razón (Cataluña)

Suez: nuevas rutas ante el atasco de más de 300 buques

Catorce remolcador­es intentan reflotar el carguero, pero su enorme peso y su posición lo impiden. Las autoridade­s del Canal descartan la teoría de que encallara por el fuerte viento

- POR ISMAEL MONZÓN

Las previsione­s más optimistas apuntaban a este sábado como el día clave. El viernes por la noche las dragas y las palas excavadora­s habían retirado 20.000 toneladas de arena de los márgenes del canal. Su trabajo se puede dar por concluido, ahora es turno de los remolcador­es que tratan de mover el «Ever Given», ese gigante incrustado en diagonal entre las aguas. En total, son 14 los barcos que intentan desplazar al carguero, pero su enorme peso y su posición siguen impidiéndo­lo. A la situación ahora se suman fuertes rachas de viento, que complican aún más la operación. El jefe de la Autoridad del Canal de Suez, el almirante Osama Rabie, acabó ayer con las falsas esperanzas y reconoció que no sabía cuándo será posible cantar victoria.

Los responsabl­es de la infraestru­ctura sólo se habían manifestad­o hasta ahora a través de comunicado­s o declaracio­nes individual­es a los medios. Ayer Rabie decidió dar la cara y ofrecer una rueda de prensa en la ciudad de Ismailiya, a orillas del canal. La expectació­n era enorme, ya que todo el mundo esperaba una fecha, fecha, una referencia a la que agarrarse. Y el almirante no la dio. «No puedo decir cuándo vamos a terminar, a lo mejor esta noche, si Dios quiere, a lo mejor mañana», dijo. Según sus palabras, dependerá de «muchos factores, entre ellos la dirección del viento».

Las autoridade­s creen que la fuerza de los remolcador­es puede ser suficiente para desplazar un buque de 400 metros de eslora y 222.000 toneladas a bordo. De hecho, ya ha habido pequeños pasos. «El barco empezó a moverse en dirección hacia Suez sobre las 11 de la noche [del viernes], lo que es una señal positiva. Pero el viento empezó a agitarse significat­ivamente y tuvimos que parar», señaló el máximo responsabl­e del Canal.

Si no es suficiente, la siguiente opción sería descargar al menos parte de los 18.300 contenedor­es apilados en cubierta para aligerar el peso, aunque esta operación retrasaría aún más los trabajos. Ya hay embarcacio­nes que han preferido utilizar una ruta alternativ­a bordeando toda África, pese a que los tiempos de navegación aumentan un mínimo de una semana. Mientras tanto, más de 320 embarcacio­nes siguen esperando en los accesos del canal a que el «Ever Given» deje el paso expedito.

Han pasado cinco días desde que el martes el carguero encallara. Hasta ahora la principal hipótesis que se manejaba es que una fuerte tormenta de arena había hecho perder la visibilida­d al capitán, provocando el accidente. Sin embargo, ayer el jefe de la Autoridad del Canal de Suez afirmó que no era esa la idea que manejan ellos. Deslizó que podría haber ocurrido «un fallo técnico o humano, aunque no se puede determinar antes de las investigac­iones».

Los propietari­os del «Ever Given», la compañía japonesa Shoei Kisen Kaisha, descartan la posibilida­d de un error propio. Ahora mismo la prioridad es mover el barco y liberar el canal, pero las denuncias por las pérdidas producidas no se harán esperar. Ambas partes tratan de esquivar culpas

para evitar indemnizac­iones. Con toda probabilid­ad, ese asunto quedará en manos de un arbitraje judicial.

Mientras, el resto del mundo sigue esperando a que termine el problema en Suez, por donde pasa cerca del 12% del comercio marítimo mundial. Por ello, diferentes países ya se han movilizado. Un equipo de expertos procedente de Japón y otro de Países Bajos trabajan junto a las autoridade­s egipcias. Y a ellos se podría unir en las próximas horas otro grupo estadounid­ense. El presidente Joe Biden mostró directamen­te su ofrecimien­to, cuando el viernes le preguntaro­n los periodista­s en la Casa Blanca. «Tenemos unos recursos y una capacidad que la mayoría de los países no poseen, por lo que estamos analizando cómo podemos ayudar», afirmó.

Por su parte, los expertos holandeses sí que intentaron poner fecha y hora al desenlace. «Nuestra intención es haber terminado el fin de semana», dijo Peter Berdowski, jefe de la empresa Boskalis –que coopera en las labores–, a la televisión de su país. La carrera cuesta cada día unos 8.600 millones de euros por las mercancías que no llegan a su destino, las empresas de medio mundo siguen buscando una fecha. Pero, de momento, ese marco temporal no es más que una buena intención.

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EFE Uno de los remolcador­es intenta reflotar al gigantesto «Ever Green» encallado en el Canal de Suez

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