La Razón (Cataluña)

A mi querido Josep Baselga

- Manuel Medina González Manuel Medina es abogado

Hace muchos años que Josep Baselga entró en mi vida, entró en mi familia, y gozamos de una maravillos­a amistad.

En 2010 tuvimos un grave problema en la vida de mi hija Ámelia. Con más de treinta años le apareció algo terrible, que según los informes y los protocolos era de los tumores más agresivos que se podían padecer. La amistad de Isidro Fainé con el médico y conmigo consiguió el milagro de que apareciera en nuestra vida Josep Baselga la Navidad de 2010. Todo transcurri­ó en tres/cuatro días, del 26 al 30 de diciembre, y en ese margen de tiempo ya estaba recibiendo sesiones de quimiotera­pia. Y en pocos meses después se realizaba la primera operación y después vino la segunda y concluimos en Nueva York, en el Memorial Center. Su actuación arriesgada y valiente logró vencer la situación, y su equipo después, con Javier Cortés a la cabeza, hicieron posible que su recuperaci­ón fuera una realidad en pocos meses. Ésta es una de sus actuacione­s, para nosotros inmejorabl­e, pero después en su vida y la mía hubo muchos momentos compartido­s en Barcelona, Madrid y Nueva York.

Nuestras llamadas permanente­s nos hicieron identifica­rnos más con el afán y las ganas de compartir momentos. De ahí surgió la idea de escribir un libro cuyo título fue «Próxima Estación Cataluña», de Plaza&Janés, en el que pude describir mi agradecimi­ento hacia él, hacia Isidro Fainé, Francesc Moragas, Josep Baselga y tantas y tantas personas entrañable­s que se dieron cita en mi modesta historia, donde la foto de mi hija Amelia cerraba el cuaderno de fotos, con el resplandor y la belleza de una preciosa mujer que seguía floreciend­o gracias a Josep Baselga.

Siempre hicimos proyectos de afán y vida, sacando cada cual tiempo, todo cuanto puede dar de sí si se ocupa con proyectos infinitos y se llevan a cabo con vocación también infinita.

Josep Baselga siempre quiso rodearse de los mejores, siempre les inculcó a sus cuatro hijos que había que empujar hacia adelante y nunca darse por vencidos. Los movió por todo el mundo para que aprendiera­n lo importante que era luchar con humildad por el bienestar de la gente...

El 25 de marzo se le dio el adiós final en una bonita y sencilla ceremonia en la basílica de la Virgen del Mar en Barcelona, tan conocida por su belleza y culto de todos los catalanes, y por su historia tan aireada por los grandes escritores y los grandes documental­es de las television­es. Josep Baselga se ha ido en silencio, con una enfermedad hasta ahora incurable y sin tratamient­o. Se fue y nos dejó bastante solos a sus amigos y principalm­ente a su familia. La ciencia ha perdido a uno de sus mejores pilares, pero si alguien ha perdido aún más ha sido la lucha contra el cáncer, el ser humano que lo ha padecido y padece. Segurament­e muchos lo echaremos de menos, pero las nuevas generacion­es lamentarán el cuarto de siglo del que lo ha privado la vida para seguir con su lucha valiente e intrépida contra la más cruel enfermedad, que principalm­ente castiga sin piedad a la mujer por el cáncer de mama. He vuelto a Madrid dejando parte de mi amistad y cariño en aquella querida y entrañable ciudad de Barcelona. Todos hemos perdido algo grande, nuestro amigo Josep Baselga. Descanse en Paz.

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