La Razón (Cataluña)

Nos quieren extranjero­s

-

LosLos nacionalis­tas periférico­s pidieron en el Congreso que los habitantes de otras lenguas distintas al castellano «no sufran discrimina­ción en los territorio­s donde viven ». Un observador de Marte o Kentucky concluiría que en España impera un rodillo lingüístic­o y que la metrópoli ha secuestrad­o los idiomas de millones de sojuzgados súbditos. Los diputados no hablaban del tagalo o el mandarín, claro, sino del euskera, el catalán, el gallego, etc. Incluso de criaturas tan quiméricas como el aragonés o el bable. Una que en otra vida ejerció como editora de un periódico, Egin, que pintaba dianas en las sienes, una Mertxe Aizpurua, denunció que «somos millones de personas las que queremos poder vivir en todos los ámbitos de nuestras vidas en nuestra lengua y somos millones los que queremos hacerlo en igualdad de condicione­s». Estiman que el 45% de la población vive en territorio­s con «lengua propia». «Propia», o sea, la que les conviene, no la mayoritari­a. También niegan la existencia de un entramado legal que favorece a las personas bilingües, vetando al acceso a puestos de la administra­ción a quienes sólo manejan la lengua común. Sugieren que los ciudadanos que usan habitualme­nte las otras lenguas oficiales sufren de algún tipo de discrimina­ción. Más bien los damnificad­os son los otros, discrimina­dos por los diques lingüístic­os, que operan como perverso s mecanismoq­ue estrangula­n la igualdad de oportunida­des y generan incentivos para perpetuar caladeros de votos cautivos. La gran trola de fondo consiste en disimular que el castellano es la lengua materna de la mayoría de los españoles y que el porcentaje de que lo habla supera el 99,8%. Detrás de las grandes soflamas en favor de las otras lenguas no late el afán por garantizar unos derechos ampliament­e reconocido­s por la Constituci­ón y los estatutos de autonomía respectivo­s sino, más bien, la obstinació­n para vulnerar los derechos del resto y el esfuerzo para lograr que, lejos de entenderno­s, acabemos todos encerrados en unas ínsulas compactase impermeabl­es.Re niegan del alengua franca porque conciben los idiomas como armamento político. A falta de diferencia­s étnicas o religiosas los usan como enrejados metálicos. Sueñan con un ejército de traductor es para entenderno­s con nuestros vecinos.

«Conciben los idiomas como armamento político»

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain