La Razón (Cataluña)

Luto en Birmania tras la matanza militar

Las Fuerzas Armadas abren fuego en el funeral de un joven

- Victoria Pascual -

Birmania vivió ayer un domingo de luto. Los funerales por las más de cien personas que el día anterior murieron a manos de los cuerpos de seguridad del país se sucedieron a lo largo y ancho del país. Algunos fueron públicos. Otros en secreto. En uno de ellos ni siquiera llegaron a honrar la memoria del difunto Thae Maung Maung, un estudiante de 20 años abatido por la Policía el sábado. Antes de que sus allegados pudieran decirle adiós, los uniformado­s abrieron fuego contra los presentes que huyeron despavorid­os al oír los disparos.

«En el momento en el que le cantábamos la canción de la revolución, las fuerzas de seguridad llegaron y nos dispararon», aseguró una mujer llamada Aye a la agencia de noticias Reuters en la ciudad de Bago donde tenía lugar el sepelio. «La gente, incluyéndo­nos nosotros, huimos cuando abrieron fuego», añadió.

Parece que de poco sirvió la condena internacio­nal que logró arrancar la sangrienta jornada del sábado, en la que murieron 110 personas, entre ellas varios niños. Tras dicho baño de sangre, el relator especial de la ONU para el país, Tom Andrews, afirmó que el Ejército estaba llevando a cabo un «asesinato en masa» y pidió al mundo que aísle a la junta y detenga su acceso a las armas, al financiami­ento o a los ingresos del petróleo y el gas. «Si el Consejo de Seguridad no puede actuar, entonces debería organizars­e de manera inmediata una cumbre internacio­nal de emergencia», apuntó en un comunicado.

Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y la Unión Europea también condenaron la violencia y el ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, escribió en Twitter que «no toleraremo­s el brutal curso de acción de los militares contra el pueblo de Birmania». Pero las críticas extranjera­s y las sanciones impuestas por algunas naciones occidental­es tampoco han logrado hacer mella en la determinac­ión de los militares por mantenerse en el poder desde que el pasado 1 de febrero perpetrara­n un golpe militar.

Desde entonces, el número total de muertos supera los 460 y la violencia y el miedo a las torturas y desaparici­ones se ha instalado en el país. La Junta militar ha clausurado medios de comunicaci­ón y persigue a los periodista­s, por lo que el acceso a la informació­n y a los datos es cada vez más complicado. Pese a ello, los birmanos no se rinden y salen a protestar contra la asonada a diario. Ayer, Rangún, Monywa, Myinchan, Magway o Hapakant fueron algunas de las urbes donde los ciudadanos salieron a manifestar­se, donde al menos tres personas falleciero­n a manos de los cuerpos de seguridad.

Difícil salida a una situación que hasta los máximos jefes de las Fuerzas Armadas de EE UU y otros once países han condenado tras la violencia empleada por los militares birmanos. En una nota poco habitual difundida por el Pentágono y firmada por comandante­s militares de EE UU, Canadá, Reino Unido, Países Bajos, Japón, Corea del Sur y Australia, criticaron el uso de fuerza letal contra civiles desarmados y condenaron la masacre contra los manifestan­tes en el día de la celebració­n de las Fuerzas Armadas.

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REUTERS Asistentes al funeral de Kyaw Win Maung, asesinado el sábado en una protesta contra la Junta golpista, en Mandalay

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