La Razón (Cataluña)

DANI OLMO SALVA LA DIGNIDAD

ESPAÑA CONSIGUE LA VICTORIA EN EL TIEMPO AÑADIDO CON UN GOL DEL JUGADOR DEL LEIPZIG. GEORGIA SE HABÍA ADELANTADO EN LA PRIMERA MITAD Y HABÍA HECHO SUFRIR A LA ROJA CON SU JUEGO

- DOMINGO GARCÍA

EspañaEspa­ña recuperó la dignidad y la respiració­n con el gol de Ferran Torres. Una llegada por la izquierda de Jordi Alba, un centro al que no llega Morata y el remate del delantero del City salvaron a España del fracaso. Y recuperó la vida con el gol de Dani Olmo cuando el reloj ya marcaba los minutos de prolongaci­ón.

Se notaban los nervios en la selección después del empate ante Grecia. Luis Enrique hizo muchos cambios, entre ellos la sorprenden­te ausencia de Sergio Ramos en el once, que ni siquiera tuvo un sitio en el campo con los cambios. La defensa era nueva y no quería dejar ningún resquicio por el que se colaran los georgianos. Diego Llorente y Pedro Porro se llevaron la tarjeta amarilla por frenar un contraataq­ue cada uno. La rapidez de Kvaratskhe­lia era un peligro para España. Cada contraataq­ue era un problema, aunque la primera intervenci­ón de Unai Simón llegó en un cabezazo a la salida de un córner. Demostró reflejos y seguridad, la que le había faltado para atrapar un centro que acabó despejando de puños sin que nadie le molestara.

España temblaba cuando atacaba Georgia y tampoco sabía cómo responder. Daba la sensación de ser un equipo a medio hacer, inseguro, en el que nadie es capaz de tomar el mando. Era una alineación muy joven, con cinco jugadores que podían estar disputando la Eurocopa sub’21, tres de ellos debutantes en esta concentrac­ión y sin el respaldo del capitán. Para eso estaba Busquets, con el brazalete, y Jordi Alba en el lado izquierdo, para dar seguridad y veteranía a La Roja.

La insistenci­a de Luis Enrique en la importanci­a del desborde animó a Ferran Torres a intentarlo. Sin demasiado éxito. Tampoco lo tuvo Bryan Gil, que había salido para eso. El jugador del Eibar fue la única buena noticia del partido ante Grecia.

Pero el único que desbordaba de verdad era Kvaratskhe­lia. Y encontró el gol cuando acababa la primera mitad. En otro contraataq­ue, cómo iba a ser si no. La defensa basculó hacia la izquierda para tapar la llegada de los georgianos y Kiteishvil­i lo encontró en el costado derecho de la defensa española. Sólo el césped entre él y Unai Simón. Sólo Unai entre él y el gol. Y España se fue al vestuario perdiendo por 1-0.

El paso de los minutos, la necesidad de España y el cansancio físico de los georgianos, hicieron que la Roja jugara constantem­ente en el campo rival. Los cambios de Luis Enrique dieron más sentido al juego. En lugar de acumular futbolista­s en las bandas para buscar el desborde despejó el camino para que Jordi Alba se hiciera el dueño del lado izquierdo. Bryan Gil fue sustituido por Dani Olmo, que partía desde el costado, pero se marchaba al centro para que el lateral del Barcelona pudiera llegar hasta la línea de fondo. Ellos dos formaron el triángulo decisivo con Pedri. El centrocamp­ista del Barcelona se estrenaba como titular en su segundo partido con La Roja, pero jugó con la naturalida­d de siempre.

Por ahí llegó el tanto del empate. Jordi Alba no apuró tanto para llegar hasta el final del campo, buscó a Morata con su centro y lo acabó aprovechan­do Ferran Torres. Jordi Alba, al que

España encontró el camino por la izquierda y Alba dio los dos goles

tanto ha costado Luis Enrique convocar, acabó convertido en la mejor arma de la selección y con el brazalete de capitán que heredó de Busquets cuando fue sustituido por Oyarzabal.

Jordi Alba volvió a dar el pase del segundo al que había sido su mejor socio desde que entró al campo, Dani Olmo. Lo vio por delante y se saltó procesos en la elaboració­n porque no quedaba ya tiempo que perder. El futbolista del Leipzig se dio la vuelta, disparó cuando nadie lo esperaba con el portero adelantado y dio la victoria a España.

Luis Enrique enloqueció con el tanto de Dani Olmo. Era una liberación para él y para todos los jugadores, que veían cómo asomaba la cabeza el segundo fracaso en apenas tres días.

El selecciona­dor recibía el premio a las modificaci­ones que había hecho en la segunda parte. Buscó que hubiera jugadores más ofensivos desde más atrás. Thiago ejercía de medio centro y Marcos Llorente, de lateral derecho, como en el encuentro ante Grecia, pero con más recorrido.

Llegó el premio con el gol de Dani Olmo y el alivio. Un empate hubieran complicado mucho el camino hacia el Mundial. España lleva desde 1993 sin perder un partido de clasificac­ión y suma otro que se había complicado más de la cuenta. El empate contra Grecia ya no parece tan grave y todo empieza a volver a la normalidad antes de cerrar la ventana contra Kosovo.

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Ferran Torres remata el primer gol de España en el área pequeña de Georgia
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