La Razón (Cataluña)

Sánchez necesita más virus el 4-M

- Carmen Morodo

LaLa izquierda sólo puede tener la oportunida­d de que le vaya bien en las elecciones en Madrid si el virus se descontrol­a en las próximas semanas. Que se disparen los contagios, que no avance la vacunación, que tenga que haber nuevas restriccio­nes. En fin, que la cuarta ola vista de negro el estado de ánimo que hoy vive en una euforia comparativ­a por lo que hay a su alrededor. Hace sólo meses a la candidata Ayuso no la querían en la dirección de su partido como presidenta del PP de Madrid. Aún dura la gestora de Pío García Escudero. Cuando se hablaba de la posibilida­d de convocar elecciones para evitar una moción de censura, en Génova echaban el freno con el discurso de que Ayuso podía aguantar, si acaso, como presidenta de la Comunidad de Madrid, pero que era «mala candidata».

Pues la supuesta «mala candidata» arrasa hoy en la calle mucho más que los que le negaban las elecciones. Es la Juana de Arco de la hostelería, del cosistenci­a, mercio, de los camareros y de los vecinos que han visto que han podido seguir haciendo gasto en el bar de su esquina sin que por ello se hayan disparado los contagios o las víctimas muy por encima de los datos de las comunidade­s que han tenido que cerrarlo todo. Es el «milagro de Ayuso», que todavía está por estudiar, y que también tiene mucho, o casi todo, de la construcci­ón comunicati­va de Miguel Ángel Rodríguez.

España está en una economía de suby suby en estas elecciones del 4 de mayo no se vota la gestión de Ayuso, sino su capacidad para mantener restaurant­es, bares y cafeterías abiertos.

Y aquí ha desembarca­do Pedro Sánchez con la única arma que le queda para conseguir que Ayuso no saque la mayoría amplia que le pronostica­n las encuestas, y que le permitiría gobernar en solitario. Y que a Sánchez le aguaría sus planes para las elecciones generales. La izquierda depende en Madrid de que el virus se salga de madre. Ya están calentando los motores con el discurso de que la candidata popular es una «irresponsa­ble», y de ahí a decir que es culpable de los contagios y de las víctimas no queda nada. De hecho, ya se ha dicho para ennegrecer que mientras que alrededor de ella todo se cerraba, en Madrid casi todo ha permanecid­o abierto.

Por ser justos, también se ha dicho a la inversa, en esta revisión permanente del espíritu de la reconstruc­ción que nos prometiero­n y nunca llegó.

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