El derecho a la salud
Los derechos fundamentales a la libertad y el derecho a la vida de los que habla también nuestra Constitución no son ajenos al derecho de las personas a la protección de la salud. El derecho a ella no es un fin en sí mismo, es un medio que permite el desarrollo de la persona, el uso de su libertad y su capacidad de relacionarse con los demás, el de poder llevar a cabo proyectos vitales que serían muy difíciles o de imposible realización en situaciones de ausencia
de salud, de enfermedades graves o de no tener cubiertas las necesidades básicas. Una vida sin libertad es una vida que no merece la pena ser vivida, pero sin salud no hay vida ni posibilidades de ejercicio efectivo de la libertad. Estamos, por tanto, ante un derecho básico.
Por otra parte, no debemos olvidar que todo derecho incorpora también deberes y obligaciones. En el caso del derecho a la salud encontramos como deber personal el del autocuidado, el de procurarse a sí mismo el mejor estado de salud y no solo por pura coherencia, sino por contribuir a unas mejores y mayores posibilidades de ejercicio del derecho, asegurando la sostenibilidad del Sistema.
Acaban de publicarse los resultados del año 2019 por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social donde se nos
informa de que durante ese año el gasto en Sanidad se elevó al 6%, es decir, unos 75.000 millones de euros, lo que representa un gasto per cápita de 1.600 euros, aproximadamente. La cifra es insuficiente. Si queremos acercarnos a la media europea necesitaríamos, al menos, un punto más, siempre y cuando la sanidad privada mantenga su gasto en el 3%. Pero no solamente debemos gastar más, sino también mejor.
No tiene sentido que de todo el gasto sólo un 1% lo hayamos dedicado a la promocióndela salud y políticasde Salud Pública. Por otra parte, el gasto de personal se ha elevado a casi un 50%. Un gasto de personal que hay que analizar con detenimiento, porque si bien es verdad que debemos incrementar los sueldos de nuestros profesionales, debemos igualmente bajar un nivel de absentismo desproporcionado, mejorando la gestión y la motivación. Por cierto, es preciso destacar el enorme esfuerzo, digno del mayor elogio, que han hecho y están haciendo estos profesionales durante las circunstancias extraordinarias que ha originado la pandemia que estamos sufriendo.
El gasto en sanidad es de 1.600 euros por español al año, una cifra insuficiente si queremos acercarnos a la media europea