La Razón (Cataluña)

O reformas o elecciones

- Julián Cabrera

PedroPedro Sánchez es el primer presidente de nuestra actual etapa democrátic­a que, a diferencia de sus antecesore­s tendrá que lidiar en lo que quede de legislatur­a –y tal vez en la próxima si consigue revalidar en las urnas su permanenci­a en la Moncloa– no solo con la mayor crisis económica en décadas, sino además con su fatídico carácter de inesperada­mente sobrevenid­a de la mano de una terrible pandemia. Hasta aquí cualquiera estará de acuerdo. Otra cosa bien distinta será el cómo y con qué sacrificio­s –incluidos los del desgaste de imagen– afrontará un gobierno de coalición como el actual ese esfuerzo extra vía reformas que insistente­mente recuerda la Unión Europea para encarrilar la salida del atolladero. Para ser más exactos, se antoja harto difícil contemplar por parte del actual jefe del Ejecutivo una inmolación electoral similar a la protagoniz­ada por Rodríguez Zapatero allá por 2011, cuando comparecía en la tribuna del Congreso de los Diputados para anunciar un durísimo ajusque te que, entre otras nada populares medidas incluía la congelació­n de las pensiones, un golpe de timón de ex presidente obligado por el baño de realidad recibido por la OCDE y sobre todo por los socios europeos, aterrados ante el posible efecto arrastre de un desplome de la economía española. Golpe de timón que, con todas las luces y sombras de su gestión –a cada cual lo suyo–supuso un verdadero y auténtico ejercicio de responsabi­lidad y altura de miras en un «ZP» que tuvo abandonar aquella mañana la tribuna del hemiciclo escuchando en la entretela de su propio grupo parlamenta­rio el susurro «hoy hemos perdido de largo las próximas elecciones».

No resulta en este sentido ni gratuita de casual alguna informació­n que hemos oído y leído en el transcurso de la semana a propósito de las líneas rojas marcadas por el Gobierno, tanto en lo relativo a reforma laboral, como a fiscalidad y reforma de las pensiones, frente a las reformas que exige la Unión Europea, si realmente pretendemo­s que de los 1,8 billones de euros habilitado­s para reconstrui­r la economía continenta­l, ciento cuarenta mil vengan a España. El aviso –filtrado a soportes de difusión bien elegidos– es claro, el partido socialista no va a traicionar a su electorado de izquierdas con el trágala de tamañas reformas ergo, relato ya hay de sobra. Antes que inmolarse como «ZP», nuevo reparto de cartas, amarrar el poder y después claro está, «donde dije digo» y a escuchar a Europa.

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