La Razón (Cataluña)

LA MÁS PRINCIPAL HAZAÑA

- Luis Alejandre Luis Alejandre es general (r)

TodosTodos los uniformado­s conocen esta frase entresacad­a de un poema del soldado de los Tercios de Lombardía y Flandes Calderón de la Barca (1600-1681), que citaba la obediencia en los ejércitos como piedra angular de la disciplina: «aquí la más principal hazaña es obedecer».

La estrofa se enmarca lógicament­e en otras inmediatas en las que se resalta «la cortesía, el buen trato, la verdad, la firmeza, la lealtad, el honor, la bizarría, el crédito y la opinión, la constancia y la paciencia, la humildad y la obediencia». Es decir no pidas ni rehúses ante jefes que te exijan disciplina porque a cambio, ellos te aseguran estos valores: «porque aquí a la sangre excede el lugar en que uno se hace; y sin mirar cómo nace, se mira como procede».

Este conjunto armónico de valores lo olvidan muchos de nuestros políticos, convertido­s en napoleones en cuanto les forman un piquete de honores. Listos, se quedan con el único párrafo de la obediencia como principal hazaña. Cuando el JEMAD de abril de 2004 le argumentab­a a un recién nombrado Ministro de Defensa que en un día no podíamos abandonar Irak porque existía un acuerdo firmado por España con veintitant­os países, con una lógica cláusula de preaviso de un mes antes de abandonar la misión, se enfrentó a esta exigencia de obediencia. Poco tiempo después, el BOE publicaba su cese.

Porque, no lo olvidemos, el político tiene las llaves de la imprenta. Y muchos de ellos no entienden de cortesía, buen trato, crédito u opinión.

Lo del coronel de la Guardia Civil Pérez de los Cobos encaja en este descrito marco y es tema de análisis en seminarios universita­rios y profesiona­les sobre liderazgo y ética, muy especialme­nte en Francia e Italia donde disponen de cuerpos de naturaleza militar semejantes a la Guardia Civil, como son la «Géndarmèri­e» y los «Carabinier­i.

De un reciente episodio, el lector atento sabe deducir:

1.- el Delegado del Gobierno en Madrid llamó a Moncloa preocupado: «me están cerrando el círculo judicial sobre el 8-M».

2.- Moncloa llama al Ministro del Interior al que pillan en fuera de juego; reacciona con arrebato no exento de soberbia herida: ¿quién manda sobre esta Policía Judicial de la Guardia Civil? Y lo interpreta mal. Un Jefe de Comandanci­a no manda sobre ella, sino un juez. Debe saberlo. En cualquier caso el Coronel defiende a su Capitán.

3.- Continuand­o con su arrebato –le hubiera bastado decir, «tengo muchos frentes abiertos como el traslado de asesinos, lo miro y contesto en una hora»– , el Ministro compromete a su Secretario de Estado y a la propia Directora General, a los que marcará para siempre con la mancha de su indignidad. Ahora se enfrentan a una querella por prevaricac­ión porque firmaron lo que su Ministro no tuvo arreos en firmar. Interpreta­ron lo de la obediencia ciega.

4.- Dará la cara por de los Cobos, el Teniente General Laurentino Ceña, número dos del Cuerpo. Al no conseguirl­o, pedirá su relevo sin hacer ruido. Lleva sobre sus espaldas décadas de servicio y respeto a la Benemérita y fiel a la cartilla del Guardia será «prudente sin debilidad, firme sin violencia, político sin bajeza». Shakespear­e le hubiera valorado: «la discreción es la mejor parte del valor». Pero serán claves sus declaracio­nes ante la Audiencia Nacional que ha dictado una sentencia dura para todo un Magistrado temporalme­nte Ministro, declarando nulo el cese: «La Directora–ratificará Ceña– me comunicó el 24 de mayo que se iba a cesar a Pérez de los Cobos y que la decisión estaba tomada por Moncloa».

5.- Completand­o el arrebato, se colapsa el ascenso de Pérez de los Cobos al generalato.

Para nada alude Calderón de la Barca a la venganza, sino más bien al crédito y la opinión, la que se tiene de un buen servidor del Estado. Léanse en las memorias de un recién y tardíament­e condecorad­o Rubalcaba su opinión sobre el Coronel de los Cobos para ratificarl­o. O léanse sus valientes declaracio­nes en el juicio sobre el 1 de Octubre. ¿Es que Moncloa ya había pactado con los nacionalis­tas catalanes su eliminació­n?

Constatamo­s sobre nuestra vida, una grave fisura política que atenta al alma de un Cuerpo querido como es la Guardia Civil a la que han intentado proscribir, desarbolar, incluso eliminar físicament­e como practicó la hoy blanqueada banda asesina ETA.

Me duele, porque les conozco bien. Les he visto operar en España y en Francia en condicione­s heroicas y no se merecen estos devaneos políticos, por mucho que se alegue pérdida de confianza o exigencia de disciplina.

Para ello hay que esgrimir dignidad, como dejó escrito en versos de oro, Calderón de la Barca.

«La Guardia Civil no se merece estos devaneos políticos, por mucho que se alegue pérdida de confianza»

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