4-M en el Congreso
Gabilondo, Toni Cantó, Ayuso o el adoquín de Vallecas se colaron en la sesión de control
Los partidos calientan motores. El 4-M es una jornada que se vive en clave nacional en los cuarteles generales de cada formación política y por eso, cada minuto que puedan aprovechar, cuenta. Si bien la campaña debería empezar el sábado en las plazas madrileñas, tanto PSOE como PP, Podemos y Vox aprovecharon ayer el altavoz mediático que propicia la tribuna del Congreso para abundar en sus vetos y para tratar de echar un capote a sus líderes regionales en la comunidad madrileña. En un debate que debía versar sobre los fondos económicos y sobre el seguimiento de la pandemia del coronavirus, el mensaje principal –la prórroga del escudo social hasta finales de verano tras la finalización del estado de alarma– quedó desdibujada en la escenificación de una batalla por el voto.
El líder de la oposición, Pablo Casado, animó al presidente del Gobierno a prodigarse en lo actos electorales del PSOE madrileño, porque considera que eso da alas a los populares para una mayoría absoluta de Isabel Díaz Ayuso. «No sé» si al candidato socialista, Ángel Gabilondo, le van a «gustar mucho las apariciones» del presidente del Gobierno, le dijo.
Desde el Gobierno, el presidente presidente Pedro Sánchez no dudó en hacer suyo el discurso de Unidas Podemos y habló de dar la batalla a la «ultraderecha». En un claro tono mitinero equiparó a Pablo Casado con el partido de Abascal, asegurando que éste es «un patriota de sí mismo con las ideas de Vox». Acusó al líder de la oposición de ser un «gritón» y un «faltón» y agradeció a Santiago Abascal –de manera irónica– haber hecho su «mejor creación», que a su juicio es «el potaje del señor Casado»; «un poquito de aquí, un poquito de allá, y algo de Toni Cantó, que siempre tiene que estar en todas las salsas».
El líder de Vox dedicó sus últimos minutos de intervención a la agresión sufrida por su partido en el acto de precampaña que celebraron en Vallecas. Acusó a Unidas Podemos y al ministro del Interior, Grande Marlaska de «instigar» la violencia contra Vox desde el Consejo de Ministros.
Se encaró con Podemos y mostró uno de los adoquines que les lanzaron los radicales en Vallecas a tan solo 18 metros, «la misma que nos separa de las columnas y este adoquín», señaló. Ante los murmullos de las bancadas les confrontó: «¿Qué es lo que les escandaliza, que nos lanzasen este adoquín o que lo muestre en esta tribuna?» «¿Querían quedarse sin oposición»?, ¿que los adoquines nos alcanzaran?». También cargó contra el secretario de estado Enrique Santiago, «abogado de narco dictaduras». «La cara la tiene usted, que es un sinvergüenza y un individuo peligroso en este Congreso».
Desde Unidas Podemos, su portavoz Pablo Echenique, centró parte de su discurso en alentar contra el supuesto peligro que suponen el Partido Popular y Vox. Para el líder morado son más peligrosos que la Covid. «Hay una amenaza posiblemente más peligrosa que el virus. Hemos aprendido que nuestra sociedad enfrenta una amenaza más poderosa que el virus: hemos visto florecer un movimiento político reaccionario que amenaza las bases de nuestra democracia», dijo. Pidió, además, a las fuerzas progresistas «echarles» de Madrid, donde, a su juicio, «están atrincherados».