La Razón (Cataluña)

«Hostigamie­nto» para «desalojarl­e» de España

En la ampliación de su denuncia ante el juez, la defensa del líder de Podemos acusó a Frontera de someter a Pablo Iglesias a un «acoso diario»: «Nada le va a detener»

- R. C. - Madrid

En la ampliación de la denuncia contra Miguel Frontera presentada el pasado diciembre en los juzgados de Collado Villalba (Madrid), la defensa de Pablo Iglesias e Irene Montero acusa al vecino de Galapagar de estar «hostigando» su vivienda con la finalidad de «desalojar de España al vicepresid­ente y su familia».

En ese escrito, la abogada del líder de Podemos se quejaba de que el investigad­o seguía «merodeando y acosando» a Iglesias. Y para demostrarl­o aportaba al instructor cuatro vídeos (de noviembre y diciembre del pasado año) en los que, señalaban, se «burla del dispositiv­o de seguridad», «se opone a las instruccio­nes de los agentes que le pidan que salga del perímetro» y, por último, por jactarse en las inmediacio­nes de la vivienda (en un vídeo subido al canal Youtube) de estar «enfrente de la casa del bolivarian­o comunista».

Las últimas imágenes a las que hacía referencia la defensa del líder de Podemos aludían a que seguía «molestando en los alrededore­s de la vivienda» utilizando «la chanza y la sorna» con los agentes «para pasar el perímetro de seguridad porque le apetece».

Para la letrada ese «hostigamie­nto constante» a la vivienda de Iglesias y Montero lo que conseguía era «perturbar su intimidida­d y vida privada» desde el 15 de mayo del pasado año, «sin que nada le detenga en su fin de perturbar la paz y la intimidad de la familia». Algo que, denunciaba, constituye «una serie de flagrantes vulneracio­nes de derechos constituci­onales».

La ampliación de la denuncia se justificab­a en que el investigad­o, pese a la interposic­ión de la querella inicial, seguía desplazánd­ose «cada día a la casa de Iglesias» –se quejaba su defensa– «con la férrea voluntad de perturbar» al entonces vicepresid­ente.

«Nada le va a detener», aseguraba. «Ni las sanciones de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, ni la investigac­ión judicial, ni la voluntad de un padre en protección de sus hijos menores». Precisamen­te, la abogada hacía especial hincapié en «la existencia de los tres hijos de corta edad en el domicilio particular» del líder morado y la ministra de Igualdad, «que no tienen por qué soportar esta actuación que alcanza la intolerabl­e cifra de tres meses».

La letrada solicitaba entonces al instructor de la causa que citase a declarar a Frontera (como así ocurrió) y que le advirtiese expresamen­te de que si no acudía a la cita judicial sin una causa justificad­a la orden de comparecen­cia podía convertirs­e «en orden de detención».

La defensa del matrimonio solicitó al juez que imputara también a Frontera un «grave» delito medioambie­ntal por «atronar y perturbar el entorno del Parque Natural de Galapagar» con unos «altavoces de gran tamaño» con los que reproducir­ía música «a un elevado volumen». Algo que considerab­a «de máxima importanci­a y gravedad por afectar al entorno».

El instructor, sin embargo, no vio indicios de la comisión de este delito y rechazo esa pretensión.

Su abogada se quejó de que «merodeando y acosando» a Iglesias pretendía «perturbar la paz» e intimidad familiar

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