Johnson rechaza crear una comisión sobre el amiguismo en el Gobierno
Cameron escribió a tres ministros para lograr préstamos para una firma financiera
El «premier» Boris Johnson rechazó ayer la iniciativa de crear una investigación parlamentaria sobre el amiguismo en el Gobierno, al concluir que será suficiente la investigación independiente que él mismo ha encargado para abordar el escándalo que rodea a la empresa financiera Greensill Capital.
El actual Ejecutivo ha pedido una investigación sobre el papel desempeñado por el ex primer ministro David Cameron como asesor de esta compañía de la City después de mandar mensajes de texto y correos electrónicos
al actual titular Economía, Rishi Sunak, y a otros dos miembros del Gabinete, para que la financiera tuviera acceso a determinados préstamos.
Cameron dimitió como primer ministro en 2016 tras el triunfo del Brexit y no comenzó a asesorar a la compañía hasta 2018, respetando así los dos años que se piden de margen a los políticos antes de entrar en el sector privado. El que fuera líder «tory», no obstante, reconoce que ha aprendido «lecciones importantes» y explica que debería haber utilizado «los canales más formales» en lugar de mensajes de teléfono para asegurarse de que «no hay lugar lugar a malas interpretaciones».
Johnson –rival de Cameron desde sus años en Eton y Oxford– se ha negado a respaldar a su viejo colega, asegurando que la investigación independiente tiene «carta blanca» para llegar hasta el fondo de la cuestión. La comisión estará presidida por Nigel Boardman, un experto jurista que fue socio del bufete internacional Slaughter and May y en la actualidad es director no ejecutivo del ministerio de Comercio, Energía y Estrategia Industrial.
Con todo, la oposición laborista considera que eso no es suficiente, por lo que su líder, Keir Starmer, presentó una moción para crear un comité parlamentario que examine los casos de cabildeo y posible tráfico de influencias entre funcionarios y miembros del Ejecutivo. Pero Johnson se negó recalcando que eso «no aportaría nada bueno». La moción se sometió a votación en la Cámara de los Comunes, donde los «tories» cuentan con mayoría absoluta, y fue rechazada por 357 votos frente 262.
«El escándalo Greensill es solo la punta del iceberg», sostuvo Starmer, durante la sesión semanal de control al Ejecutivo en los Comunes, donde acusó al primer ministro británico de «bloquear una investigación adecuada» y lamentó que haya un retorno a los trucos «sucios» de los conservadores.
En los últimos días, los medios han revelado además que otros altos cargos tenían vínculos con esta empresa de financiación de la cadena de suministro, quebrada en marzo, que llegó a infiltrarse en varios departamentos del Gobierno.