El descontento eleva la represión ante el retiro de Raúl Castro
Arranca el Congreso del Partido Comunista en el que se espera que el régimen escenifique la jubilación política del dictador
El descontento se multiplica en Cuba. Y al contrario de lo que ha sido habitual durante décadas de comunismo en la isla, esta vez los habitualmente implacables servicios de seguridad del régimen no se muestran capaces de controlarlo. Esta semana estuvo trufada de muestras de rechazo al Gobierno; la más insólita, la rebelión vecinal en la Habana Vieja que impidió a la Policía detener al rapero Maykel Osorbo, uno de los integrantes del disidente Movimiento San Isidro, que con sus acciones de protesta se ha convertido en el principal enemigo de las autoridades.
El vídeo de lo ocurrido corrió por internet y muestra a decenas de personas que se interponen entre los agentes y Osorbo, hasta que este logra escapar en una bicicleta que alguien le presta. La imagen posterior de Osorbo desafiante, alzando el puño del que cuelga uno de los grilletes que los policías acertaron a ponerle en el forcejeo mientras sus seguidores corean insultos contra el presidente Miguel Díaz-Canel, podría convertirse en el símbolo de la rebeldía en ciernes en sectores juveniles y populares de la sociedad cubana.
Osorbo relató a LA RAZÓN el episodio: «El pueblo salió a defenderme porque yo soy parte de ese pueblo marginal y necesitado que va a tumbar este régimen». El artista es uno de los músicos que ha tomado parte en la canción «Patria y vida», una crítica corrosiva a la propaganda comunista y a sesenta años de opresión en Cuba que acumula ya más de cuatro millones de visionados en Youtube y parece haber puesto de los nervios a los jerarcas castristas. No ha sido la única queja en los últimos días. Mientras Osorbo y sus vecinos le plantaban cara a la Policía en La Habana, en Santiago de Cuba, al otro extremo de la isla, la opositora Unión Patriótica de Cuba iniciaba una huelga de hambre a la que, según sus promotores, se han sumado ya medio centenar de personas. Poco después, el artista Luis Manuel Otero Alcántara, fundador del Movimiento San Isidro, era detenido mientras repartía dulces a los niños de su barrio acusado de participar en un «acto subversivo». El Observatorio Cubano de Conflictos detectó que las protestas se triplicaron en el último trimestre de 2020 y los acontecimientos de los últimos días muestran que la tendencia no se ha revertido en 2021. Pero la disidencia, tanto tiempo amordazada, no está dispuesta a dejar pasar la oportunidad de agitar el tablero y Osorbo afirma no tener miedo al aparato represivo.
Y es que el goteo de protestas llega en un momento crítico para el castrismo, a pocos días de que arranque este fin de semana el Congreso del Partido Comunista Cubano en el que se espera que Raúl Castro abandone finalmente la Secretaría General, el último cargo político que conserva y desde el que ha tutelado durante los últimos años la labor de su sucesor, el gris burócrata Díaz-Canel, que se enfrentará ahora al reto de pilotar una «revolución» oxidada sin el apoyo ni el carisma de la generación de ancianos guerrilleros que lideraron la insurrección armada que la llevó al poder hace más de 60 años. En la víspera del congreso, el régimen designó ayer al general de cuerpo de Ejército, Álvaro López Miera, como nuevo ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
La desaparición del turismo extranjero debido a la pandemia de covid-19 dejó sin su principal fuente de ingresos a una economía lastrada por décadas de corrupción, ineficiencia y absurdas trabas a la iniciativa privada por parte del castrismo. Las principales ciudades del país se llenaron de colas de gente en busca de artículos de primera necesidad y el deterioro de la situación obligó al Gobierno comunista a acelerar reformas económicas que llevaba años postergando.
El pasado mes de diciembre se anunció una reforma monetaria, que se vio acompañada poco después de otras medidas liberalizadoras. El necesario ajuste provocaría en primera instancia el cierre de muchas empresas estatales ineficientes y dispararía la inflación, lo que ha colmado el vaso de la paciencia de muchos cubanos. Los órganos de prensa oficial descalifican a los integrantes del Movimiento San Isidro como cómplices de Estados Unidos y de la «mafia de Miami», pero seguramente tanto Miguel DíazCanel como Raul Castro saben que las raíces de la contestación son más complejas y esta vez quizá no sea viable encarcelar a todo el que alce la voz. El artista Osorbo lo tiene claro: «Este año es crucial para la libertad de Cuba y vamos a convocar a la gente a la calle cuando sea necesario».
Este año es crucial para la libertad de Cuba y vamos a convocar a la gente a la calle» Maykel Osorbo Rapero disidente