CONTRA EL «FRENO DE SEGURIDAD» DE MERKEL
ElEl sistema federal es eficaz cuando no hay una situación de alarma y el enemigo –en este caso el coronavirus– no entiende de límites administrativos. Así que la canciller Angela Merkel decidió intervenir la semana pasada con la aprobación de la reforma de la Ley de Protección de Infecciones, lo que le permitirá aplicar el toque de queda en regiones que superen los 100 casos por cada 100.000 habitantes. Alemania tiene ahora una incidencia de 160 casos. Merkel fue clara y tajante: «La situación es seria y debe ser abordada con seriedad. Estamos en plena tercera ola de la pandemia y no podemos permitirnos excepciones». Lo que supondrá el cierre de muchos negocios o medios de transportes especiales. Ayer, el Bundestag aprobó dicha legislación (324 a favor, 250 en contra), lo que provocó incidentes, que la policía disolvió de manera contundente, haciendo uso incluso de gas pimienta, y se produjeron numerosas detenciones, precisamente por incumplir las normas anticovid. El llamado «freno de emergencia» quiere unificar las medidas de movilidad y cierre ante un hecho irrefutable: los 5.000 pacientes que se encuentran internados en la unidades de cuidados intensivos. Estas medidas excepcionales, que se prolongarán hasta junio, tienen detractores a ambos lados del arco político. La extrema derecha de Alternativa para Alemania ha calificado las medidas como «ataque a los derechos de libertad, federalismo y al sentido común». Los Verdes creen que este freno es «demasiado ineficaz, demasiado inconsistente y demasiado desproporcionado». Al menos el mando lo tiene Merkel.