Las empresas españolas pagan más impuestos que las europeas
Los asesores fiscales desmienten las justificaciones de la ministra de Hacienda para subir Sociedades y critican su «ventajismo» a la hora de computar los beneficios
«No es cierto que las empresas paguen menos en España. En nuestro país, el impuesto de Sociedades es de los más altos de los países de nuestro entorno». Con esta contundencia derribó de un plumazo Stella Raventós, presidenta de la Asociación Española de Asesores Fiscales (Aedaf), cualquier justificación que haya hecho la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, para defender la subida al impuesto de Sociedades. Ha sido en la presentación del informe «Los tipos efectivos del Impuesto sobre Sociedades en España», realizado sobre la base de los datos oficiales del «Informe Anual de Recaudación de la Agencia Tributaria», correspondiente al año 2019, el último disponible.
De los resultados obtenidos en el análisis, los especialistas de Aedaf concluyen que el tipo efectivo de Sociedades fue, de forma global, igual al 22,60%, lo que pone de manifiesto que el tipo nominal real es del 25%. «Eso significa que sería de los más altos de Europa y que estaríamos dos puntos por encima del tipo medio nominal del continente, que está situado en el 23%», ratificó Raventós, que recordó que España apenas ocupa en puesto 28 de competitividad fiscal en la OCDE. «Eso significa que hay 28 países por delante de nosotros que son mucho más competitivos y atractivos fiscalmente».
El documento estudia la verdadera evolución de los tipos efectivos de este impuesto, tanto entre las grandes compañías como del resto de empresas. Respecto a las primeras –principalmente pymes y empresas con menos de 500 trabajadores–, tuvieron un tipo efectivo de Sociedades igual al 23,20%. En cuanto a las segundas –generalmente grandes empresas– se vieron sometidas a un tipo efectivo igual al 21,70%, apenas un punto por debajo del tipo efectivo aplicable al resto de contribuyentes, que fue del 23,20%. Hay que recordar que la ministra de Hacienda, en sus constantes idas y venidas sobre la subida de impuestos, impuestos, quiere aprobar un tipo mínimo a nivel global y que la aportación se produzca en el lugar donde se genera el beneficio, aunque todavía no hay acuerdo en la OCDE y va para largo. Así que, de momento, pretende incrementar la recaudación en Sociedades aplicando un tipo mínimo en España del 15% «porque hay que avanzar a lo largo de la legislatura en la reducción del diferencial de recaudación entre España y la Unión Europea».
Afirmación que no es compartida por Aedaf. «Nosotros no entramos en discusiones políticas, pero los datos son los que son, y éstos nos dicen que desde el Gobierno, o algunas personas del Gobierno –que a veces dicen una cosa y otros días la contraria–, están lanzando mensajes que muestran una realidad interesada y que descolocan y desinforman a la ciudadanía y a los profesionales. La conclusión a la que llegamos en este informe es que es falso que la presión fiscal a las empresas sea baja en España ni que haya diferencia con Europa», reiteró Raventós, que insistió en que «no se puede hacer llegar a la opinión pública unos datos manipulados que no reflejan la realidad de las empresas», porque esto aleja a los inversores y desincentiva la actividad.
En este sentido, el coordinador de los asesores internos de Aedaf Daniel Gómez-Olano, reprendió a la Agencia Tributaria, a la que ha acusado de «querer jugar con ventaja», ya que cuando se habla de un tipo efectivo del 5%, 6% o 7%, éste se ha calculado con los impuestos pagados en España con respecto a los beneficios obtenidos por el grupo en todo el mundo, lo que «no es representativo», afirmó.
La Agencia Tributaria (AEAT) calcula el tipo efectivo conforme a dos metodologías distintas. Con la primera –que considera que el tipo efectivo es el cociente entre la cuota líquida y el resultado contable- el tipo efectivo resultante resultante entre las empresas resulta ser del 5,7%, mientras que la segunda –que considera como tipo efectivo el cociente entre la cuota líquida y la base imponible– está por encima del 20% Por este motivo, entiende Gómez Olano que sería más conveniente calcular el tipo efectivo en función de los ingresos en España, algo que la propia AEAT ya hace al ponerlos en relación con la base imponible y que sitúa la ratio en un «razonable» 21,5% «En nuestra opinión, la Agencia Tributaria interpreta los datos de manera errónea».
Gómez-Olano cree que se debería un paso más allá y aplicar a esta base imponible un ajuste de las deducciones por doble imposición de dividendos, lo que daría como resultado un tipo efectivo del 22,6%, muy cercano al 25% de tipo nominal y «mucho más representativo de la realidad». Este tipo efectivo es menor para los grupos consolidados –que suelen ser las grandes corporaciones, del 21,7%, que para las sociedades que no constituyen grupos, un 23,2%. «Los que conocen de verdad lo que se tributa, algunas afirmaciones de los políticos sobre lo poco que pagan las empresas son un insulto a la inteligencia», reiteró.
Por otro lado, Javier Taboada, responsable de Estudios e Investigación de esta asociación, cargó contra el denominado
El tipo nominal real que pagan las empresas en España es del 25%, dos puntos por encima de la media europea
«Para los que conocen lo que se tributa, que los políticos digan que las empresas pagan poco es un insulto a la inteligencia»
informe país por país –que pone en relación los impuestos pagados con los beneficios obtenidos por las multinacionales en todo el mundo– porque tiene «muchas limitaciones» a la hora de determinar el tipo efectivo. La principal es que solo tiene en cuenta el resultado del beneficio agregado en lugar del consolidado –que no descuenta las operaciones intragrupo– o computa la tributación por el sistema de caja en lugar de por el sistema de devengo. «No se puede utilizar el informe país por país y decidir con eso el tipo efectivo de tributación media de las empresas, eso es ser ventajista y reflejar una realidad interesada, la que más le conviene y se equivoca», criticó Taboada.
«Parece que juega a la desinformación del ciudadano», algo que también observa con la polémica armonización fiscal entre las comunidades, «sobre la que tenemos más preguntas que certezas», concluyó Raventós.