Las negociaciones siguen estancadas y Esquerra mete prisa lanzando un ultimátum: quiere un pacto antes del sábado
según explican, se reunieron el pasado 16 de abril y, desde entonces, estaban esperando. Además, durante la semana pasada ambas formaciones avanzaron en cuestiones de ámbito social y está previsto que esta semana se continúe con cuestiones institucionales y económicos.
En cualquier caso, todo sigue muy abierto porque mientras ERC amaga ahora con el escenario de un gobierno en minoría –que podría explorar la mayoría de izquierdas con PSC y Podemos durante la legislatura–, en JxCat vuelven a dar fuerza a la posibilidad de investir a Aragonès y marcharse a la oposición. «Si hay buen acuerdo, estaremos en el Govern. Si no, no estaremos», afirmó ayer Artadi.
Las formaciones tienen margen hasta el 26 de mayo y los negociadores estiman que no habrá investidura hasta mediados de mayo. Por medio, están las elecciones de la Comunidad de Madrid (4 de mayo) y, sobre todo, el Congreso extraordinario de JxCat, que está previsto para el 7 y 8 de mayo. «Es exactamente lo que siento: mi vida es una película doblada, mal montada, mal interpretada, mal ajustada, un error en definitiva». Lo escribió Marguerite Duras en el maravilloso libro «La vida material», y es más que probable que se corresponda con lo que Juana Rivas está viviendo. Una película mal guionizada, pésimamente editada, peor protagonizada y escrita por mentes aquejadas de un protagonismo marcado por intereses creados para su propia satisfacción, no buscando el beneficio de Juana. Supongo que se habrá dado cuenta pero, como sucede con los errores de bulto, demasiado tarde.
El Supremo ha confirmado su condena por sustracción de menores, aunque ha rebajado la pena de cárcel de cinco a dos años y medio. A unos les parece una condena exagerada, a otros insuficiente. Sea como fuere, lo pagará ella y nadie más. No lo pagarán aquellas personas que la mal aconsejaron y le llenaron la cabeza de ideas preconcebidas, de tergiversaciones jurídicas y de consignas cantarinas. Juana nunca estuvo en sus casas, como gritaron hasta la afonía, como ninguna de esas personas estará en la cárcel. Esas personas tampoco harán frente a la indemnización que Juana debe abonar al padre de sus hijos, ni se quedarán sin su patria potestad durante seis años. Así es fácil dar consejos.
La vida real no es la que se cuenta en un plató de televisión, en una campaña electoral, en el editorial de un periódico, y si me descuidan, tampoco en una sala de juicios o en una sentencia judicial. La sociedad en general y los ciudadanos en particular no deberíamos dejarnos manipular ni por los medios, ni por los políticos ni por supuestos líderes sociales a los que les resulta muy fácil opinar y sentenciar de manera gratuita, porque saben que los errores siempre los pagarán otros.