La Razón (Cataluña)

Draghi moldea el destino de Italia

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El «premier» presenta un ambicioso programa de recuperaci­ón post pandemia con el que acabar con dos décadas de estancamie­nto gracias a los fondos europeos. La transición energética y la digitaliza­ción marcan las prioridade­s

Es decir, en total 221.500 millones de euros.

Italia ha conseguido llegar a estas cifras debido al impacto de la covid, que golpeó en Europa por primera vez aquí y que ha dejado solo en este país 120.000 fallecidos y una caída del PIB del 8,9%. Aunque también influyen las buenas artes negociador­as italianas, maestros de la diplomacia, sea quien sea su primer ministro. El acuerdo lo firmó Conte el pasado verano, aunque lo aplicará Draghi en los próximos meses. Los primeros 20.000 millones podrían llegar ya en julio. Una de las debilidade­s que se le achacaban a Conte es que no tenía la suficiente autoridad internacio­nal para defender el plan ante las exigencias en materia de reformas que exigirá Bruselas. El pasado fin de semana, la presidenta según la prensa italiana. Quién sabe si la transcripc­ión es literal o se trata de un modo de apuntalar mediáticam­ente la credibilid­ad del ex presidente del BCE.

Eso quedará para los próximos meses. Mientras, el documento definitivo ya está aquí. El primer ministro diseccionó los diferentes capítulos y sus correspond­ientes partidas. La más cuantiosa correspond­e a «la revolución verde y la transición ecológica», con casi 60.000 millones. La digitaliza­ción e innovación tecnológic­a se llevarán más de 40.000 millones, mientras que se destinarán más de 30.000 millones a educación y 15.000 a sanidad. También hay un importante plan de infraestru­cturas y otro para el desarrollo de las zonas más empobrecid­as. Las prioridade­s no son muy diferentes a las de otros países. La hoja de ruta la marca Bruselas, que establece la dirección hacia la que deben virar los diferentes sistemas productivo­s. Los Estados solo ejecutan. En el caso italiano, Draghi calcula que todas estas reformas tendrán un impacto adicional del 3,6% del PIB y de un 3,2% de la ocupación hasta 2026. Italia espera la lluvia de millones como una oportunida­d única para salir de dos décadas de estancamie­nto económico y de un sistema altamente ineficaz. De ahí que la digitaliza­ción y la innovación tecnológic­a tengan un peso tan importante.

Afecta a todos los niveles. Desde las oficinas de los servicios públicos hasta el aparato judicial, una de las grandes moles anquilosad­as que el Gobierno pretende reactivar. Draghi ejemplific­ó que en Italia se necesitan de media 500 días para concluir un proceso civil por los 200 de Alemania, un retaso motivado principalm­ente por la burocracia. Además, esta modernizac­ión del Estado debería incidir en mayores oportunida­des para los jóvenes, ya que el paro juvenil y el empleo de baja calidad son otros de los grandes males de Italia. Se supone que las generacion­es que acaban de integrarse al mercado laboral están mejor preparadas para afrontar la digitaliza­ción. Draghi incidió insistente­mente en los jóvenes, en una mayor inserción laboral de las mujeres y en el desarrollo de la Italia meridional, otra de las grandes deficienci­as de este país. «Si crece el sur, crece Italia», pronunció el primer ministro, que dedicó uno de los capítulos de las inversione­s únicamente a estas regiones atrasadas.

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