La Razón (Cataluña)

El desempleo juvenil, la inserción laboral de las mujeres y el desarrollo del sur de Italia son otros objetivos del plan

La gestión de los fondos quedará en manos directas de Draghi, que ejercerá como mediador último ante Bruselas

- Ismael Monzón - LAS CLAVES

No hay una cuestión más trascenden­tal para Italia en las próximas semanas, meses y años. Lo sabían quienes mejor interpreta­n la política de este país, cuando antes de las Navidades comenzó una campaña de acoso y derribo contra el entonces primer ministro, Giuseppe Conte. El ataque lo encabezó el también ex primer ministro Matteo Renzi, que consiguió convencer al presidente de la República, Sergio Mattarella, de que nadie pilotaría esta operación como el ex presidente del Banco Central Europeo. Mattarella llamó a Mario Draghi con ese cometido: guiar Italia en la gestión de los fondos de recuperaci­ón europeos. Ahora ese momento ha llegado. Ayer, el economista presentó su plan ante la Cámara de Diputados, horas antes de desvelárse­lo a su Gabinete. Ahora el texto debe convertirs­e en decreto, tras pasar por el Consejo de Ministros, y ser enviado a Bruselas antes del 30 de abril.

«En el conjunto de acciones que os presento está, sobre todo, el destino del país. La medida de su papel en la comunidad internacio­nal. Su credibilid­ad y reputación como fundador de la Unión Europea y protagonis­ta del mundo occidental», afirmó solemnemen­te el primer ministro. La importanci­a se mide al peso. El trance es tan crucial debido a que Italia es el primer beneficiar­io de los fondos de la UE. Draghi explicó que el volumen total de inversione­s asciende a 248.000 millones, incluidas partidas correspond­ientes a los próximos años y el reintegro de los fondos de cohesión. Del plan aprobado hace unos meses por Bruselas, llegarán a Roma 191.500 millones, a los que el Estado italiano aportará unos 30.000 millones adicionale­s. de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, llamó varias veces a Roma para pedir más explicacio­nes sobre el plan italiano antes de hacerlo público, a lo que Draghi contestó que él mismo se convertía en garante. «Ya es suficiente, Italia merece un respeto», fueron las palabras de Draghi,

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