La Razón (Cataluña)

El francotira­dor que quería atentar contra Sánchez está libre desde 2020

Tras su mediática detención espera en libertad el juicio en la Audiencia Nacional

- POR T. CALLEJA / J. M. ZULOAGA

El 19 de septiembre de 2018 los Mossos d’Esquadra detuvieron a Manuel Murillo Sánchez, –quien llegó a definirse en un chat de Whatsapp como un «francotira­dor»–, por anunciar su intención atentar contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Tras ser arrestado, los agentes descubrier­on que este hombre guardaba en su casa y en su coche todo un arsenal de armas, algunas de ellas ilegales.

Tras ser acusado por la Fiscalía de los delitos de homicidio en grado de proposicio­nes con agravante de autoridad, conspiraci­ón para atentar contra autoridad con uso de arma, tenencia ilícita de armas, delito de odio y amenazas graves, el titular del Juzgado de Instrucció­n número 4 de Tarrasa decretó su ingreso en prisión el 21 de septiembre de 2018.

Permaneció en la cárcel de Brians (Barcelona) dos años, el periodo máximo que se puede recluir a un sospechoso sin juicio si los delitos que se le imputan implican una pena superior a tres años de prisión, como es el caso de Manuel Murillo Sánchez.

En su escrito de acusación, presentado el 24 de febrero de 2020, la Fiscalía reclamó una pena de 18 años y seis meses para Murillo Sánchez: 11 años y seis meses por el delito de homicidio en grado de proposició­n, y siete años de prisión por el delito de depósito de armas de guerra.

Sin embargo, pese a que la Ley permite la prórroga de la prisión provisiona­l hasta un máximo de cuatro años, este amante del armamento fue excarcelad­o en septiembre de 2020.

En los dos años y siete meses que han pasado desde la detención, la instrucció­n del caso ha dado un vuelvo de 180 grados. Iniciada la causa en el Juzgado de Instrucció­n número 3 de Tarrasa, la Fiscalía de la Audiencia Nacional descartó reclamar la causa por un delito de terrorismo.

Pero el 22 de mayo de 2020 la Sección Novena de la Audiencia Provincial de Barcelona acordó declararse «incompeten­te» para juzgar a Murillo Sánchez tras constatar que la Fiscalía acordaba definitiva­mente pedir una pena de 18 años de cárcel. Además, la justicia en Cataluña, en contra del criterio de la Fiscalía, consideró que la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional era la competente para juzgarle.

Finalmente, la Audiencia Nacional, en un auto de 27 de julio de 2020, al que ha tenido acceso LA RAZÓN, aceptó hacerse cargo de la causa, «porque del relato de los hechos de la acusación del Ministerio Fiscal se deduce con claridad que el ataque propuesto no se dirige contra el presidente del Gobierno como persona física particular, sino como representa­nte del Gobierno de la Nación, como respuesta al rechazo de su decisión de iniciar los trámites para la exhumación de los restos mortales de Francisco Franco».

Por eso, la Sala compuesta por los magistrado­s José Antonio Mora Alarcón, en calidad de presidente; Julio de Diego López, y María Fernanda García Pérez, esta última como ponente, aceptó la competenci­a para juzgar a Manuel Murillo Sánchez, por «atentar contra una alta institució­n del Estado, en este caso el presidente del Gobierno», completa el auto.

La Fiscalía explica en sus conclusion­es que Murillo Sánchez, entre julio y septiembre de 2018, envió al grupo de Whatsapp «Terrassa por España», una serie de mensajes en los que mostraba su rechazo a la ideología socialista y a la exhumación de los restos mortales de Francisco Franco.

Según el Ministerio Fiscal, el acusado fue fraguando «un discurso de rechazo hacia la figura de Pedro Sánchez, en tanto representa­nte del Partido Socialista, que el acusado rechazaba, y que culminó en el deseo expresado de forma explícita del procesado de acabar con su vida como medio para forzar un cambio en la vida política del país», prosigue la Fiscalía, que incluye en su escrito algunos de los mensajes amenazante­s contra Sánchez: «Si es preciso me voy a ir armado y me sentaré en la tumba de Franco y si se acercan disparo»; «si tocan a Franco sugiero que empiece la guerra otra vez por nuestro honor»; «al Sánchez hay que ir a cazarlo como un cuerno (ciervo) y poner la cabeza en la chimenea»; «si lo sacan me cargo a Sánchez»; y «mi mayor ilusión es matar al traidor de Sánchez debajo de la lápida de Franco».

En los chats se constata después, siempre según la Fiscalía, que Manuel Murillo Sánchez dio un paso más, ya que pidió a algunas personas «ayuda y organizaci­ón», e incluso llegó a decir que tenían que «estudiar» si Pedro Sánchez iba a Cataluña a algún mitin: «Tengo todo para hacerlo. Un buen comando y bien preparado. Soy un francotira­dor y con un tiro preciso se acaba el Sánchez antes de que del todo hunda a España. No haría falta guerras», escribió de forma literal el procesado a uno de sus contactos. Al ser detenido, los Mossos le incautaron en su vehículo particular una pistola neumática, una carabina con un silenciado­r y un puñal. Al registrar su vivienda, los agentes encontraro­n 16 armas, como revólveres, escopetas con cañones recortados, un fusil de asalto marca Cetme y una ballesta artesanal.

Pese a todo, Murillo Sánchez no ha vuelto a prisión, por lo que acudirá en libertad a su juicio, que se celebrará en la Audiencia Nacional.

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Manuel Murillo en una imagen de archivo
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Los Mossos d’Esquadra requisaron numerosas armas a Murillo
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Imagen de Manuel Murillo Sánchez, difundida tras su detención en 2018 por los Mossos d’Esquadra

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