La Razón (Cataluña)

El poste mantiene líder al Atlético y el Madrid sigue al acecho

Hasta tres veces remató el defensa brasileño para marcar cuando más agobiados estaban los de Zidane. Después amplió la ventaja Casemiro. Modric y Kroos no jugaron ni un minuto

- POR JOSÉ AGUADO

Cuando le preguntaba­n por su suplencia continuada en el Real Madrid, Militao respondía que no estaba nervioso, que era una época de aprendizaj­e y de evolución. Y aunque todos a su alrededor sí que perdían los nervios porque parecía un futbolista sin carácter para el Madrid, él seguía con su calma, sus ojos abiertos y esperando. Está claro que ha aprendido: si otros días había sido el inesperado jefe de la defensa, contra Osasuna fue el mejor delantero. Remató hasta tres veces, las tres con peligro, dos en la primera mitad y la tercera ya en la segunda parte, cuando el agobio empezaba a acechar a los madridista­s que no encontraba­n la llave para abrir la cerradura navarra. Puso un saque de esquina Isco, que parado sigue siendo un futbolista excepciona­l, y remató, esta vez esquinado, Militao para dar vida y esperanza a los blancos. LaLiga sigue ahí, tan cerca y al acecho. Después marcó Casemiro, como sin querer, tras un gran pase de Benzema. Ya tenía el Madrid la victoria y ya podía pensar en el Chelsea, el día clave.

Pensó también antes, porque Modric y Kroos no fueron titulares y ni siquiera salieron cuando el partido seguía cero a cero y cada vez estaba más cerca el final. Zidane fue radical en eso: había que reservarlo­s porque son los que están más al límite. Para intentar paliar su ausencia y su fútbol, el francés inventó: tiró de

Blanco, el mediocentr­o del filial y lo juntó a Casemiro. Dos hombres con buen corte de balón. Blanco es un futbolista joven y serio. Pero sobre todo es lo que el Real Madrid lleva buscando años sin suerte: un recambio para que Casemiro no sume minutos y minutos. Hace su trabajo sin aspaviento­s, pone orden y elige la mejor opción. Ser futbolista del Madrid depende mucho de llegar en el momento adecuado, aprovechar­lo y dejar atrás el miedo. Blanco ha cumplido con las tres condicione­s.

Delate de ellos, Vini, Hazard y Asensio. No fue una mala mezcla, aunque el paso de los minutos y la falta de gol hicieron que fuera decayendo. Se vio bien a Hazard, por ejemplo, con mucha movilidad y protagonis­mo. Cada vez que se junta con Benzema, la pelota corre más. No llegaron a nada por falta de preci

Blanco fue pareja de «Case» en el centro del campo. Ha encontrado el Madrid, por fin, y en casa, a su recambio Hazard estuvo muy activo y protagonis­ta durante la primera mitad. Se le ve bien. Después fue sustituido

sión, pero es una pena que esa pareja no haya tenido más minutos porque prometen cosas hermosas y efectivas. Mucho menos se vio a Vinicius, que da la impresión de que se ha salido del punto, como se dice de los ciclistas. Tras la eliminator­ia del Liverpool, el brasileño ha bajado y cuando el Real Madrid tiene el dominio y se exige más toque que locura, le cuesta adaptarse.

Fue un buen Madrid, aunque le faltó profundida­d. Lo suplió con buenos balones al área que remataba casi siempre Militao.

Osasuna tuvo un par de oportunida­des. La más clara en la segunda parte, en una contra de cuatro para dos que terminó en nada por lo mal que lo gestionaro­n los delanteros, pero fue principalm­ente un equipo defensivo que se ajustó sobre todo tras el descanso. Se la jugaba a aguantar y a aprovechar alguna. Le salieron mal las dos cosas.

Sí que logró tapar al Madrid mejor que en la primera parte. Hazard perdió movilidad y todo el equipo se fue debilitand­o, acusando su falta de fuerzas y un cierto agobio por otro partido sin goles, que hubiese pesado demasiado.

Acertó Zidane con los cambios, que dieron aire. Rodrygo salió por la derecha para dar la profundida­d que faltaba hasta entonces: regateó un par de veces e hizo ver a sus compañeros que tampoco era tan duro el muro rival. Miguel Gutiérrez, por la izquierda, dejó en evidencia el papel de Marcelo en este equipo, mientras que Isco puso la pelota del gol.

Se animó el Madrid, con la sangre de la juventud de la cantera, el espíritu de Militao y un Casemiro que acabó siendo tan mediapunta como Isco.

Afronta más descansado y con buena cara el choque contra el Chelsea. Está vivo en LaLiga y no quiere morir en Champions.

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Nacho abraza a Militao tras el primer gol del Real Madrid a Osasuna
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