El pueblo de Madrid
ElEl 2 de mayo es una fecha señalada en la historia de España como símbolo de la reacción del pueblo madrileño contra el invasor napoleónico. Su ejemplo arrastró a todo el pueblo español a la conocida como la Guerra de la Independencia frente al hasta entonces invencible emperador de los franceses. Hoy, esa fecha se recuerda como fiesta oficial de la Comunidad de Madrid, ahora de palpitante actualidad por obra y gracia de la «brillante» estrategia de Moncloa, desencadenada en Murcia. Se presta a analogías tan fáciles como evidentes la coincidencia de esta fecha con el final de una campaña electoral sin precedentes en nuestra reciente historia por su violencia dialéctica y por convertir unos lamentables envíos de Correos en protagonistas de la misma.
Disfruté de una magnífica jornada del 1º de mayo en Zaragoza, con El Pilar de protagonista en un espléndido día de sol, mientras unos cuantos abanderados se manifestaban por la avenida de la Independencia, coreando a los viandantes que «no les miraran, sino que se sumaran a ellos», ante la generalizada indiferencia de los que ocupaban las terrazas de las cafeterías y bares disfrutando de la temporalmente recobrada normalidad de siempre. Desde la capital del Ebro era difícil sustraerse a ver a Isabel Díaz Ayuso cual actual Agustina de Aragón, liderando al pueblo de Madrid en su batalla por la libertad de los madrileños contra quienes parecen sus opresores ahora. El 4 de mayo, su victoria puede ser el comienzo de una esperanza renovada para España.
«Puede ser el comienzo de una esperanza renovada para España»