La Razón (Cataluña)

Un poste salvador para el Atlético

Fidel falló un penalti en el último minuto y los rojiblanco­s acabaron rentabiliz­ando el gol de Llorente en la primera mitad

- POR DOMINGO GARCÍA

El Atlético llegará líder al Camp Nou, pero no abandona la sensación de interinida­d que lo acompaña desde la derrota el fin de semana pasado en Bilbao. Tuvo que fallar un penalti el Elche en el último minuto para que los rojiblanco­s se mantengan en cabeza una semana más. Un penalti estúpido de Marcos Llorente, que se lanzó a despejar una pelota de cabeza con el brazo estirado. Despejó con la mano y el árbitro no dudó. Fidel quiso ajustarlo y lo mandó al palo sin que esta vez tuviera que intervenir la mano salvadora de Oblak.

El zurdo del Elche se llevó las manos a la cabeza y Simeone le

vantó sus brazos para festejarlo. Es un error que puede darle una Liga. Y a eso se agarra el Atlético, a los errores de los rivales para seguir por delante.

Fue un error del Barcelona el que le animó a sentirse líder de nuevo, aunque no ha perdido la cabeza del campeonato desde hace meses. La derrota de los azulgrana ante el Granada el jueves animó al Atlético a salir en Elche a buscar el partido desde el comienzo. En poco más de veinte minutos los rojiblanco­s ya habían marcado un gol que le anularon a Luis Suárez por fuera de juego y uno legal de Marcos Llorente. El «14» es el futbolista más decisivo del Atlético. Once tantos y diez asistencia­s contaba antes de comenzar el partido contra el Elche. Al terminar sumaba un gol más, tres puntos y la vida para el Atlético, que vuelve a sentirse líder titular del campeonato.

Salió a buscar el resultado con una determinac­ión desacostum­brada el equipo de Simeone. Es frecuente que al Atlético le cueste entrar en los partidos, que desprecie la primera parte y comience a remar cuando la necesidad y el reloj aprietan. Pero no fue así en Elche. Empezó apretando y Llorente encontró el gol con la ayuda de un defensa, en el que rebotó su remate. Gran parte del mérito era de Carrasco, que llegó hasta la línea de fondo, levantó la cabeza y vio a Llorente solo en posición de remate.

Poco después al Atlético se le perdió un penalti en la revisión del VAR y parecía que el Elche no tenía nada que decir. Pero los rojiblanco­s siempre tienen dos caras, que expresó Llorente mejor que nadie. Marcó el gol y cometió el penalti que podía haberlo cambiado todo.

Para llegar hasta ahí, el Atlético tuvo que derrumbars­e en la segunda mitad. El regalo que suele llegar para los rivales en las primeras partes esperó hasta la segunda en esta ocasión.

El equipo de Simeone, que presume de intensidad, es incapaz de mantener la tensión durante un partido completo. Un vicio que le acompaña desde la temporada pasada y que no ha conseguido quitarse de encima a pesar de su comienzo arrollador en el campeonato.

Siempre le falta algo al Atlético, que ofrece una permanente sensación de insegurida­d en sus partidos. Para evitar eso, Simeone dejó en el banquillo a Koke y a Saúl y entregó el centro del campo a Kondogbia, un medio centro puro, de los de corte y contención, aunque también sabe entregar la pelota con criterio.

Dio seguridad el francés al centro del campo rojiblanco, pero no pudo evitar que el Elche se viniera arriba en la segunda mitad. Anularon otro gol por fuera de juego, esta vez mucho más evidente, una rareza en el triste segundo tiempo del equipo de Simeone.

La entrada de Joao Félix no sirvió para mejorar al Atlético. Apenas se le vio en el área del Elche y una vez que consiguió llegar le arrebató Saúl la posibilida­d de remate. El Atlético vive en esta Liga de su espectacul­ar comienzo, igual que le sucedió ayer en el Martínez Valero. Rentabiliz­ó el gol de Marcos Llorente y pudo acabar dándose cabezazos contra un poste, pero le acabó dando las gracias.

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EFE Fidel lanza al poste el penalti que podía haber cambiado el partido
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