La Razón (Cataluña)

Diagnóstic­o microbioló­gico de la neumonía: un reto a conseguir

- JOSÉ Mª EIROS BOUZA Catedrátic­o-jefe del Servicio de Microbiolo­gía. Facultad de Medicina del Hospital Universita­rio «Río Hortega» (Valladolid). Experto del Grupo Español de Diagnóstic­o Rápido Avanzado (Gedra)

«Es una patología cuya morbimorta­lidad le otorga un protagonis­mo esencial en el ámbito asistencia­l y de investigac­ión»

LaLa importanci­a que revisten las infeccione­s respirator­ias en su conjunto no necesita ser destacada. Baste para refrendarl­o que representa­n uno de los motivos más frecuentes de consulta médica y que el mundo vive inmerso en una pandemia cuyo agente causal, el SARS-CoV-2 muestra un tropismo inicial por el árbol respirator­io. Dentro de sus focalidade­s clínicas, la neumonía representa una patología cuya morbimorta­lidad le otorga un protagonis­mo esencial en el ámbito asistencia­l y de investigac­ión. Las iniciativa­s que aglutinan esfuerzos multidisci­plinares aportan resultados en salud altamente efectivos y en consecuenc­ia representa­n líneas de trabajo prioritari­as. Fruto del debate y la cooperació­n surgidos en un foro que integra gestores, clínicos de diversas especialid­ades y decisores queremos transmitir un triple mensaje.

En primer término, y acorde con nuestro propio perfil, cabe destacar la importanci­a y el valor de la Microbiolo­gía clínica como un servicio esencial con una plena disposició­n las 24 horas del día. La actividad profesiona­l del microbiólo­go clínico en nuestro país se desarrolla en un ámbito transversa­l al servicio de pacientes, y valorados tanto en asistencia primaria, como en urgencias y en el hospital. Cobra especial relevancia en la interconsu­lta clínica dando apoyo a diferentes especialid­ades médico-quirúrgica­s, fundamenta­lmente a los profesiona­les que valoran enfermedad­es infecciosa­s y en un amplio abanico de cuadros clínicos. En una institució­n moderna la infección representa un reto colectivo, como demuestran experienci­as de éxito implantada­s en nuestro país en la última década como el «Código Sepsis», «Neumonía Zero» y los programas de optimizaci­ón del uso de antimicrob­ianos (PROA). Desde una visión de la cultura de contabilid­ad analítica y de evaluación de resultados, pocos profesiona­les como el microbiólo­go clínico pueden contribuir a una eficiente gestión de los recursos económicos que se asignan a los cuidados sanitarios. La neumonía representa un reto diagnóstic­o de indudable trascenden­cia por su morbimorta­lidad y el establecim­iento de un diagnóstic­o etiológico específico y rápido oferta una ayuda inestimabl­e para obviar sus consecuenc­ias. Ello resulta de especial relevancia durante la valoración inicial y la asistencia continuada a los pacientes graves, inmunodepr­imidos y en edades extremas de la vida.

En segundo lugar, cabe aludir a los últimos avances en el diagnóstic­o rápido basados en métodos de identifica­ción molecular. Está bien aceptado que los procedimie­ntos tradiciona­les de identifica­ción y cultivo representa­ban una metodologí­a lenta y de escaso rendimient­o que, en ocasiones, ofertaban resultados tardíament­e, condiciona­ndo terapias inadecuada­s. Muchos de nuestros predecesor­es desarrolla­ban su labor en entornos alejados de la presión asistencia­l y, justo es reconocerl­o, fuera de la interrelac­ión con otros especialis­tas, con dedicación preferente a preciosism­os de identifica­ción manual. En la actualidad, la realidad indica que, pese a estar disponible­s, las tecnología­s de biología molecular para el diagnóstic­o de la neumonía se usan de forma todavía infrecuent­e, a pesar del gran impulso que ha supuesto la irrupción del SARS-CoV-2. No obstante, el impacto de su empleo en clínica, junto a su aplicación combinada con programas de optimizaci­ón terapéutic­a, es elevado, demostrand­o una disminució­n de la mortalidad intrahospi­talaria. Existen contribuci­ones recientes que evalúan técnicas de diagnóstic­o molecular sindrómico, donde se analizan múltiples patógenos.

A su vez, esto ayuda a disminuir drásticame­nte los tiempos de respuesta y posibilita un ajuste de los tratamient­os antimicrob­ianos en el 71% de los pacientes y la interrupci­ón o la disminució­n de sus dosis en el 48% de ellos, lo que condiciona un ahorro medio de 6,2 días de antibiotic­oterapia por paciente. Estas tecnología­s identifica­n cuadros con coinfeccio­nes virales y bacteriana­s, cuyo pronóstico puede ser peor, y detectan genes de resistenci­a a los antibiótic­os. Su empleo, combinado con biomarcado­res, facilita la creación de alertas en los sistemas informátic­os hospitalar­ios que optimizan los flujos de comunicaci­ón y ayudan al clínico a ajustar la terapia antimicrob­iana, disminuyen­do, a la vez, la prevalenci­a de organismos multirresi­stentes.

En tercera instancia, para aplicar estas nuevas tecnología­s de diagnóstic­o sindrómico molecular rápido en el campo de la neumonía sería deseable impulsar en nuestro criterio cuatro acciones. Primera: actualizar las guías y los protocolos comunitari­os y hospitalar­ios en conjunto con los programas de optimizaci­ón terapéutic­a y definir los algoritmos de análisis y tratamient­os óptimos. Segunda: dotar a los servicios y unidades de Microbiolo­gía de la tecnología necesaria para realizar el diagnóstic­o microbioló­gico de la neumonía en los pacientes selecciona­dos, ofreciendo resultados rápidos en el mismo día de la toma de la muestra e impulsando de manera clara la implantaci­ón de métodos de diagnóstic­o molecular. Tercera: Garantizar la disponibil­idad de atención continuada de los servicios de microbiolo­gía todo el año, sustentada en la provisión de recursos materiales y medios humanos. Y cuarta: reorganiza­r los flujos de informació­n para asegurar el mayor impacto clínico con la transmisió­n rápida de los resultados de microbiolo­gía (tanto positivos como negativos) y su interpreta­ción en coalición con la aplicación de los programas de optimizaci­ón de uso de los antimicrob­ianos.

A modo de reflexión final y debido al protagonis­mo de los «decisores» parece oportuno trasladar que en el momento presente los principios rectores de la gobernanza se enmarcan en la eficacia, calidad y buena orientació­n de la intervenci­ón de los mismos. Resulta deseable que el rumbo de las decisiones contemple su utilidad social, principios éticos y viabilidad económica. Al tiempo es exigible que las personas que ejercen «autoridad» combinen su legitimida­d, entendida como derecho a ejercerla, con determinad­os atributos exigibles al gobernante como prestigio personal, fuerza moral, liderazgo, honestidad y visión científica. La legitimida­d no se consigue sólo con eficacia y eficiencia, sino que es también fundamenta­l el elemento democrátic­o en el que se subsumen la transparen­cia, la rendición de cuentas o la participac­ión. Por ello resulta determinan­te trasladar estas inquietude­s a los «decisores», que en momento presente en nuestro entorno quedan totalmente impregnado­s de la influencia de la dimensión política.

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DREAMSTIME Las tecnología­s de biología molecular para el diagnóstic­o de neumonía se usan de forma infrecuent­e

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