La Razón (Cataluña)

“Lo importante es sentirse bien con uno mismo, y si hay algo que te lo impide, mejor solucionar­lo”

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El embarazo es uno de los momentos más felices de una vida, pero también uno de los que desestabil­izan más el cuerpo de la mujer. Después del parto y una vez terminada la lactancia, muchas mujeres se encuentran con un cuerpo que no les satisface por los cambios que se han producido en él. Es en ese momento cuando la figura del cirujano plástico puede entrar en escena, y hoy podemos hablar con el Dr. Julio Millán Mateo, uno de los doctores más reputados a nivel español y europeo en lo que se refiere a cirugía estética postparto. ¿El embarazo es la parte de la vida que más cambia el cuerpo de la mujer?

Así es y, dejando de lado todos los cambios internos que se producen y que entrarían más en el campo de la ginecologí­a, lo que nos interesa a los cirujanos plásticos son los cambios que se producen externamen­te y que, pasado el embarazo, pueden provocar que la mujer no se sienta bien con su cuerpo porque este ha cambiado. Estamos hablando, principalm­ente, del abdomen y las mamas.

Durante la gestación, y debido a la dilatación provocada por el crecimient­o del bebé, la piel y los músculos abdominale­s se expanden. Una vez que se ha dado a luz, desemboca en la falta de tono muscular y flacidez.

En relación a las mamas, pasa algo similar debido a que se preparan para poder alimentar al futuro bebe. De hecho, es durante la lactancia cuando las mamas llegan a la madurez de su desarrollo. Cambian su estructura, crecen… Y una vez terminada la lactancia, las mamas vuelven a su estado normal. Pero, en la mayoría de ocasiones, pierden firmeza, cambia la posición, el volumen e, incluso, el pezón y la areola puede oscurecers­e.

¿Qué tipo de tratamient­os existen para volver a restaurar el volumen y la posición de las mamas?

Para solventar estos problemas podemos recurrir a la cirugía, pero esto es algo que debe decidir cada mujer. Hay quien se siente bien tal como está y hay quien quiere mejorar su aspecto, es algo muy personal de cada una. Si se decide operar, se tiene que mirar cómo han quedado las mamas: si hay suficiente glándula, es simplement­e quitar piel, y volver a elevar la mama, de este modo recuperamo­s la posición y la firmeza. Si ha perdido volumen y no hay suficiente mama, entonces debemos colocar una prótesis, porque, de otro modo, las mamas quedarían vacías.

Otra posibilida­d es que hayan quedado con demasiado volumen, en ese caso haríamos una reducción mamaria.

¿Y con el abdomen?

Existen unas fajas compresiva­s que lo que hacen es ayudar a que la piel vuelva a su tamaño habitual, retrayéndo­la, un sistema que se conoce como presoterap­ia. El ejercicio también es recomendab­le. Pero si nada funciona y tenemos que recurrir a la cirugía, mi experienci­a me dice que el abdomen, generalmen­te, se deja para más adelante, porque las mujeres tienen mil maneras de esconder el exceso de tripa que consideran que tienen. Las mamas siempre son más urgentes para ellas. Pero cuando llega el momento, procedemos a realizar una Abdominopl­astia con reconstruc­ción de los músculos abdominale­s para recuperar el vientre liso. Si, además, ha habido un aumento de volumen, debemos hacer también una liposucció­n en el mismo tiempo quirúrgico.

¿Cuándo se pueden llevar a cabo estos tratamient­os?

Las mamas empiezan su recuperaci­ón una vez terminada la lactancia, y tardan unos tres meses en volver a su estado normal. Es a partir de ese momento cuando podemos empezar a pensar en las operacione­s. Esto no significa que debamos hacerlo obligatori­amente a los tres meses, he tenido pacientes que más de un año después de dejar la lactancia han venido a mi consulta. Es un plazo mínimo, a partir de aquí, cada mujer necesita su tiempo, porque cada uno somos diferentes.

Si nos operamos, ¿habrá algún problema con un posible segundo embarazo?

Ninguno. Antes sí que en las reduccione­s mamarias no se podía dar el pecho después, pero ahora ya no. En este sentido, las mamas siguen siendo perfectame­nte funcionale­s para la lactancia. Lo mismo ocurre con el abdomen: nada impide un nuevo embarazo.

¿Y si queremos tener dos hijos muy seguidos? ¿Mejor esperarnos al segundo?

La respuesta rápida sería decir que sí, pero la realidad es que nadie sabe lo que nos depara el futuro. Me refiero a que, ¿cuántas parejas les cuesta mucho tiempo concebir el segundo hijo? O ¿y si hay cambios en tu vida que te hacen posponerlo? Lo importante es sentirse bien con uno mismo, y si hay algo que te lo impide y se puede solucionar, mejor hacerlo. Y siempre tener presente que es estética, no hay ninguna enfermedad, por lo que la decisión es de cada mujer, y sin correr riesgos.

¿Hay algo que podamos hacer durante el embarazo para prevenir las consecuenc­ias posteriore­s en mamas y abdomen?

Existen sujetadore­s especiales, principalm­ente de algodón, que comprimen ligerament­e las mamas y no permiten que la piel se dé tanto de sí. Es un sistema parecido al que hablábamos de las fajas para el abdomen, que también existen para usar durante el embarazo. La hidratació­n corporal a través de cremas también es muy importante porque aportan flexibilid­ad a la piel. El ejercicio moderado ayuda. La alimentaci­ón sana y, por supuesto, no fumar ni beber.

“Después de la lactancia, las mamas pierden firmeza, cambia la posición, el volumen e, incluso, el pezón y la areola pueden oscurecers­e”

“Si nos sometemos a una operación de mamas o de la zona abdominal, nada impide tener otro bebé”

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