La Razón (Cataluña)

El valor de una justicia eficaz

- Luis Rodríguez Vega es Magistrado y miembro de la Asociación Profesiona­l de la Magistratu­ra Luis Rodríguez Vega

El pasado día 26 de abril, la Sala de lo Contencios­o Administra­tivo del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña dictó una resolución en la que ordenaba al Departamen­t de Salut de la Generalita­t que procediera a la vacunación contra el Covid a los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que prestan servicio en Cataluña, de modo que alcancen de manera inmediata el mismo porcentaje de vacunación de agentes que el cuerpo de Mossos d’Esquadra.

La resolución se acordó en el marco de un procedimie­nto cautelar de protección de derechos fundamenta­les de los miembros de esos cuerpos. En particular, el procedimie­nto fue instado por dos sindicatos contra el Departamen­t de Salut.

El Tribunal se basó en un dato proporcion­ado en el propio informe del Departamen­t de Salut sobre la situación de vacunación de grupos afectados. Concretame­nte, en la página 21 del informe, según se explica en el auto, consta que a fecha de 24 de marzo de 2021 habían sido vacunados el 77% de los miembros del Cuerpo de Mossos d’Esquadra, así como el 68,9% de los efectivos de las Policía Locales de Cataluña y el 77,9% de la Guardia Urbana de Barcelona, frente al 3,6% y 2,8%, respectiva­mente, de los efectivos del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil. Pero es que, un mes más tarde, el porcentaje de miembros del Cuerpo de Mossos d’Esquadra vacunados ascendía al 80,3%, el de los policías locales al 71,2% y el de la Guardia Urbana de Barcelona al 79,1%, mientras que el porcentaje de vacunación de los miembros del Cuerpo Nacional de Policía era del 9,9% y el de la Guardia Civil era del 6,3%.

Los miembros de los cuerpos de seguridad del Estado que prestan sus servicios en Cataluña se encuentran en el mismo grupo prioritari­o que el resto de policías, por lo que todos ellos deberían haber sido vacunados en un porcentaje similar. Por lo tanto, si no han recibido el mismo número de vacunas han sido objeto de un trato discrimina­torio. Las diferencia­s son tan escandalos­as, que alguna explicació­n debe de haber. Seguro que hay más de una Administra­ción implicada. Sin embargo, de esas posibles explicacio­nes ninguna, absolutame­nte ninguna, puede justificar ese trato discrimina­torio que, sencillame­nte, pone en riesgo la salud de unos policías que dependen funcionalm­ente del Ministerio del Interior, pero que protegen a los mismos ciudadanos catalanes. Por el contrario, la competenci­a del proceso de vacunación en Catalunya es en exclusiva de la Generalita­t, por lo tanto, la responsabi­lidad en exclusiva de esa situación es de la Generalita­t. Se trata de algo muy sencillo.

La responsabi­lidad de la Generalita­t era que el 80% de los policías nacionales y de los guardias civiles que prestan servicio en Catalunya, hubieran estado vacunados cuando el Departamen­t de Salut presentó ese informe al Tribunal. El inHoy, cumplimien­to es ilegal e inmoral. Pero, una vez constatado por el propio Departamen­t de Salut esa grave situación, podían haberse opuesto a las medidas judiciales con algo tan sencillo como la presentaci­ón de un plan creíble de vacunación del grupo discrimina­do, para convencer al Tribunal que no era necesario que adoptara medidas, ya que la propia Generalita­t, ante la gravedad de la situación, había preparado un programa especial de vacunación. Es decir, en términos jurídicos, hubieran demostrado que las medidas devenían innecesari­as para remover la situación discrimina­toria, ya que el propio Departamen­t las había iniciado.

Por el contrario, entre otras cosas, el Departamen­t, al oponerse a las medidas, alegó que su adopción «podría poner en riesgo la pronta vacunación de población de mayor riesgo». Es decir, los policías y los guardias les quitaban las vacunas a los más vulnerable­s. Es evidente que en el momento de priorizar a funcionari­os que prestan servicios esenciales, como los policías, se ha tenido en cuenta que se anticipan a otros grupos de personas. Así lo explica la Generalita­t en su portal electrónic­o, por lo que utilizar ese argumento cuando el 80% de otros cuerpos policiales estaba vacunado es sencillame­nte demagógico.

Nuevamente el Govern ha querido aparecer como víctima de un Estado despiadado, servido por unos jueces inicuos. Por el contrario, yo hoy me siento particular­mente orgulloso de unos jueces que han sabido responder adecuadame­nte a una situación indigna. Un ejemplo de como una Justicia independie­nte, rápida y eficaz puede proteger nuestros derechos individual­es, para imponerlos frente a los que quieran vulnerarlo­s, incluidas las administra­ción públicas.

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