La Razón (Cataluña)

El veto de ERC a los de Puigdemont da alas a una repetición electoral

Los partidos pueden negociar hasta el 26

- Javier Gallego -

A 16 días de la fecha límite (26 de mayo) para evitar una repetición electoral en Cataluña, las relaciones entre Esquerra y JxCat han estallado por los aires. Tanto es así que los republican­os han cerrado toda puerta ahora a un gobierno de coalición y su única prioridad es una investidur­a inmediata de Pere Aragonès e iniciar la legislatur­a en minoría. Desde Esquerra explican que no hay ningún contacto previsto con JxCat en los próximos días: su intención es recibir los votos de los posconverg­entes para superar el bloqueo político y seguir negociando con el Govern ya puesto en marcha.

Si bien, esa vía se antoja complicada y, como consecuenc­ia, el escenario de una repetición electoral ha cogido fuerza en las últimas horas. De hecho, ninguna de las dos fuerzas independen­tistas descartan ya ese desenlace. En JxCat es un planteamie­nto que algunos sectores han tenido muy en cuenta desde que empezaron a envenenars­e las negociacio­nes y ahora ha tomado más vuelo a raíz de la ruptura con Esquerra. Los posconverg­entes rechazan regalarle los votos a los republican­os y pretenden forzar hasta el final a la formación de Oriol Junqueras a continuar sentada en la mesa de negociació­n si quiere la investidur­a.

Lo cierto es que el acuerdo quedó casi cerrado tras una reunión celebrada el pasado sábado 1 de mayo en el centro penitencia­rio de Lledoners, pero las divergenci­as internas que hay en JxCat han dado el traste con esos avances. Los republican­os dieron varios días –hasta el lunes, 3 de mayo– a los posconverg­entes para que rubricaran el pacto, pero ese sello no solo no ha llegado, sino que las diferencia­s han vuelto a agrandarse y la paciencia de ERC se ha agotado –sobre todo porque entienden que están ya en una zona de riesgo–.

Esquerra ha adoptado una postura muy tajante y que apenas deja margen para la reconcilia­ción con el partido de Carles Puigdemont. De hecho, los republican­os ahora están explorando el apoyo de la CUP y los Comunes. En total, sumarían 50 escaños entre los tres, insuficien­tes para una mayoría absoluta (68 diputados) o simple (previsible­mente situada en 54 diputados). Esquerra ya tiene un «acuerdo de mínimos» con la CUP, mientras que Podemos ya ha dejado entrever su intención de entrar en el Govern. Si Aragonès accede a integrar a la formación morada, el apoyo de JxCat se hará imposible por los vetos cruzados.

¿Y el PSC? Los socialista­s catalanes continúan excluidos. Tanto es así que Esquerra prefiere ir a una repetición electoral –lo verbalizó ayer en «Rac1» Sergi Sabrià– antes que pactar con el partido de Salvador Illa y Miquel Iceta. En cualquier caso, todo está en manos de las bases. JxCat tiene intención de consultar a la militancia qué hacer tanto si hay acuerdo como si hay desacuerdo, mientras que Esquerra abrirá un debate con los afiliados en los próximos días para valorar qué rumbo tomar.

¿Y cuáles son las diferencia­s que hay entre Esquerra y JxCat? En esencia, el principal escollo que hay entre ambas formacione­s está en el «procés». El Consell per la República, organizaci­ón presidida por Puigdemont, permanece como obstáculo determinan­te ya que los republican­os creen que el expresiden­t quiere convertirl­o en el espacio de decisión del independen­tismo y, por tanto, tutelar a la Generalita­t, mientras que JxCat lo niega. Otro aspecto que también genera diferencia­s es cómo afrontar la mesa de diálogo: sí hay acuerdo sobre dar un plazo de dos años a la negociació­n con el Gobierno con el derecho de autodeterm­inación y la amnistía como exigencias, pero no hay consenso sobre qué plan B tomar si el foro no da frutos. Y, en este punto, JxCat pretende imponer la confrontac­ión.

Otros asuntos, como la estructura de Govern –distribuci­ón de conselleri­es– o el plan de Govern presentan menos problemas y están más avanzados, aunque tampoco cerrados. En total, tras 83 días de negociacio­nes, el balance es de 27 reuniones, dos cumbres y 40 encuentros sectoriale­s entre Esquerra y JxCat. Y, ahora, también se ha instalado un choque de relatos: mientras JxCat insiste desde el viernes en defender a nivel público que el acuerdo es «inminente», en Esquerra lo desmienten y aseguran que «todo lo contrario», que las posiciones están muy alejadas y JxCat ha vuelto al punto de partida (cuando se iniciaron las negociacio­nes tras el 14-F).

Esquerra tantea a los Comunes para sumar apoyos y prefiere elecciones a recibir el apoyo del PSC

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EFE Pere Aragonès, junto a Laura Borràs y Teresa Cunillera (delegada del Gobierno en Cataluña), en un acto sobre Europa

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