La Razón (Cataluña)

De cohete millonario a basura espacial en el Océano Índico

La nave Long March se convierte en el cuarto objeto espacial de más peso en desplomars­e sobre la Tierra

- Juan Scaliter

Finalmente­ocurriócom­oFinalment­eocurrióco­mo se esperaba: Long March-5b cayó y se estrelló en el océano Índico tras varios días de incertidum­bre. Y sin daños en vidas. Pero, ¿cómo llegamos hasta aquí?

Larga Marcha 5b, como también es conocido, era una nave destinada a lanzar cargas en una órbita baja y una órbita geoestacio­naria durante los próximos 20-30 años y era capaz de enviar una carga útil de 14.000 kg. El pasado 29 de abril se inició su quinto vuelo (o su segundo, si tenemos en cuenta que hablamos de la versión 5b) y tras cumplir su misión (poner en órbita una parte del modulo para la estación espacial china), debía regresar a la Tierra y lo hizo, pero de modo completame­nte descontrol­ado.

Aunque no se vea físicament­e, nuestro planeta está rodeado por una capa atmosféric­a. Básicament­e ésta actúa como un escudo y cuando algo cae, como en este caso a altas velocidade­s (a más de 25.000 km/h), el choque contra la capa es devastador para el objeto. Es como chocarse contra el agua a muy alta velocidad: parece cemento. Por ello, en la mayoría de los casos la basura espacial apenas sí llega a nuestro planeta en forma de fragmentos minúsculos. Pero en esta oportunida­d hablamos de un objeto de más de 30 metros de largo y 18 toneladas. Pese a ello no se trata del objeto más grande que se haya desplomado desde el espacio: apenas ocupa el cuarto puesto. Las únicas piezas más grandes, hasta la fecha, fueron de la estación espacial Skylab de la NASA en 1979, una parte del cohete Skylab en 1975 y la estación espacial Salyut 7 de la Unión Soviética en 1991. A estos podría sumarse el transborda­dor espacial Columbia (2003), ya que la NASA perdió el control en su descenso.

La noticia de la caída del Long March-5b ha recorrido todo el planeta por el potencial peligro de los restos que no se desintebía gren al entrar a la atmósfera, pero también porque se trata de un fenómenos poco frecuente en la historia de la carrera espacial. Lo que no quiere decir que no haya basura allí arriba… provocada por el ser humano. En total, la NASA y la ESA concuerdan que hay más de 128 millones de piezas de menos de 1 cm., aproximada­mente 900.000 piezas de uno a diez cm y 34.000 de más de 10 cm.

La pregunta lógica es si no hatiempo hatiempo de predecir dónde caería. Y la respuesta es no. Con los restos que caen del espacio ocurre algo similar a cuando lanzamos rocas planas en ríos o lagos: la velocidad, el ángulo y la superficie de choque determinan hacia dónde va. En un estudio realizado por la Universida­d de Harvard (Sistema de alerta de desechos espaciales), los autores explican que «a pesar de los esfuerzos cada vez mayores para predecir con precisión el reingreso de desechos espaciales, la hora y el lugar exactos del reingreso siguen siendo muy inciertos. En parte, esto se debe a un efecto de salto que pueden experiment­ar las naves espaciales que pierden el control al entrar en la atmósfera en un ángulo poco profundo. Este efecto difícil de modelar depende de las variacione­s atmosféric­as de densidad». Así que sí: habrá más incidentes como éste a medida que se vayan incrementa­ndo los viajes científico­s al espacio.

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ASIATIMES El cohete Long March-5b, durante su despegue el pasado 29 de abril

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