La Razón (Cataluña)

Una ministra paralizada por el miedo

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EntreEntre el lunes y el martes pasados, falleciero­n en España otras trescienta­s personas víctimas del coronaviru­s, pero, al parecer, buena parte de nuestra clase política asume que estas cifras de la tragedia ya han sido interioriz­adas por la opinión pública, normalizad­as, sin mayor efecto sobre la percepción de la gestión gubernamen­tal de la pandemia. Podría sospechars­e, sin embargo, que esos mismos políticos no están seguros a la hora de calcular qué consecuenc­ias acarrearía para su futuro electoral la aparición de un número elevado de casos por los efectos secundario­s de las vacunas, en concreto, la anglosueca fabricada por AstraZenec­a, que ha sido objeto de alarma por su asociación con episodios de trombosis. Vacuna de la que más de cuatro millones y medio de españoles ya han recibido la primera dosis y que, según las indicacion­es del laboratori­o, tendrían que completar la pauta doce semanas después, es decir, a finales de mayo, pese a nuestro cambiante calendario de vacunación, pero que asisten impotentes y con el inevitable desasosieg­o al lamentable espectácul­o de indecisión de las autoridade­s sanitarias, en especial, de la ministra del ramo, Carolina Darias, que parece reacia a asumir la responsabi­lidad del cargo. En estas circunstan­cias, que dos presidente­s de comunidade­s autónomas, como Juan Manuel Moreno e Isabel Díaz Ayuso, adviertan que están dispuestos a actuar por sí mismos si el Ministerio de Sanidad sigue eludiendo la respuesta, merece el elogio de quienes no eluden las obligacion­es del cargo, más cuando no existe el riesgo cero en este ámbito. Pero, con ser cierta esta última afirmación, también lo es que la vacuna en cuestión ha sido aprobada por la Agencia Europea del Medicament­o (EMA, por sus siglas en inglés), que llevó a cabo una segunda revisión al detectarse los primeros casos de trombos y que concluyó que el beneficio de su empleo superaba con creces a los riesgos, en todas las edades. No olvidemos que tanto la EMA como la OMS insisten en que es preferible completar la inmunizaci­ón de los pacientes con el mismo fármaco con el que comenzaron la pauta, pese a lo cual, desde el Ministerio de Sanidad se nos remite a la espera de las conclusion­es de un estudio del Instituto de Salud Carlos III, hecho con una muestra insuficien­te de voluntario­s, a decir de los expertos, para ver si se puede aplicar la segunda dosis con un suero distinto. No vamos a ocultar que el desconcier­to en este campo no es sólo patrimonio español –puesto que hay países como Francia y Suecia que mezclan vacunas, mientras otros, como Alemania, Italia, Portugal y Países Bajos mantienen la pauta única–, pero sí denunciar que es en España donde no se toma una decisión, la que sea, por una ministra que parece paralizada por el miedo.

«No se entiende la indecisión de Sanidad con una vacuna aprobada por Bruselas»

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