La globalización del pecado

Autores: Albert Boronat, Juan Cavestany, Andrés Lima y Juan Mayorga. Director: Andrés Lima. Intérpretes: Antonio Durán «Morris», Alba Flores, Natalia Hernández, Paco Ochoa, María Morales, Guillermo Toledo, Juan Vinuesa. Teatro Valle-Inclán, Madrid. Hasta el 13 de junio.

Después del éxito obtenido con «Shock 1 (El Cóndor y el Puma)», el director Andrés Lima y buena parte del equipo artístico que trabajó entonces con él vuelven a la carga con una segunda parte, titulada «Shock 2 (La Tormenta y la Guerra)», que sigue arremetiendo contra la manipulación ética y política que han llevado a cabo algunas potencias del primer mundo en su relación estratégica con el resto de países y culturas del mapa. En esta secuela la trama discurre desde el auge de las políticas de Thatcher y Reagan hasta la caída de las Torres Gemelas, pasando, claro está, por la gestión de la guerra de Irak. Igual que la otra vez, la crítica –convertida en divertida sátira en muchos momentos de la función– es demoledora, certera e inteligente. La

La mixtura y eficacia de los lenguajes en los que está expresada la crítica

Que la primera parte de la función se hace más lenta de lo debido

manera en que los dramaturgos ponen en relación los distintos acontecimientos que marcan la evolución dramática es digna de admiración, pero esa naturaleza tan abigarrada del argumento coloca a Lima en una difícil tesitura para dar ritmo a la acción en el lenguaje puramente escénico. Es verdad, en este sentido, que la primera parte es un poco más sosa que la segunda, formidable, aunque, en conjunto, el director vuelve a hacer un trabajo apabullante, repleto de nervio en algunos momentos del desarrollo, de ingenio en el movimiento, de gracia en la composición de algunas escenas y de intensidad plástica y emocional en otras. Eso sí, era fundamental para lograrlo contar con un elenco tan sólido y cohesionado como el que ha vuelto a juntar.

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Lo peor