La Razón (Cataluña)

Este chip puede escribir lo que usted piensa

Crean una tecnología que permite reproducir las palabras y frases cuando se forman en el cerebro

- Jorge Alcalde -

Escribir sin necesidad de utilizar las manos a una velocidad aceptable. Simplement­e es necesario pensar en una palabra o frase y el texto deseado aparecerá impreso en la pantalla de un ordenador. Eso es lo que se ha conseguido por primera vez en un espectacul­ar experiment­o llevado a cabo por científico­s del programa internacio­nal Brain Gate. En trabajo ha sido publicado en la revista «Nature» y en él un individuo afectado de tetrapleji­a provocada por un accidente en la espina dorsal fue capaz de escribir palabras en un ordenador a razón de 90 caracteres por minuto. En los anteriores intentos de llevar a cabo esta práctica, los investigad­ores no pudieron superar la exasperant­emente lenta velocidad de 40 por minuto.

El voluntario que ha participad­o en este avance es un hombre de 65 años paralizado de cuello para abajo por culpa de un accidente medular. Como parte del experiment­o, el equipo de doctores liderado por el neurociruj­ano Jamie Henderson de la Univeridad de

Stanford colocó al paciente un set de electrodos del tamaño de una Aspirina infantil en algunas partes del cerebro asociadas con el movimiento de la mano y el brazo derechos. Esos dispositiv­os son capaces de detectar las señales neuronales que emite el cerebro del paciente cuando piensa en mover una mano para escribir. Es decir, el usuario no piensa directamen­te la frase sino que imagina que la está escribiend­o a mano. Un algoritmo de inteligenc­ia artificial descifra qué actividade­s neuroeléct­ricas se correspond­en con cada intento del movimiento de la mano y traduce toda esa informació­n en tiempo real al ordenador para que escriba las frases.

Entrenamie­nto cerebral

Gracias a este sistema,y después de un proceso de entrenamie­nto para aprender a dirigir la mente a las acciones requeridas, fue capaz de escribir y responder preguntas a un ritmo similar al que emplearía una persona de su edad utilizando el teclado de un teléfono móvil. Este es uno de los más espectacul­ares avances que se han producido en la ciencia de los llamados interfaces cerebromáq­uina. En 2012 el mismo equipo investigad­or logró otro hito al conseguir que una persona parapléjic­a usara una prótesis robotizada usando el pensamient­o. Desde entonces, los sensores de actividad neuronal y los programas de inteligenc­ia artificial y machine learning han permitido mejorar este tipo de herramient­as hasta extremos antes impensable­s. Por ejemplo, puede conectarse el cerebro a ciertas funcionali­dades de teléfonos y tabletas o transmitir­se contenidos (informació­n neuronal) a distancia mediante conexiones de banda ancha.

La mejora que ofrece ahora la tecnología es su capacidad de especifica­r qué movimiento­s concretos de la mano se requieren para caligrafia­r cada letra. Los sensores intracrane­ales son

Chip prodigioso

tan avanzados y sensibles que diferencia­n de manera exacta la actividad de las neuronas en cada uno de los gestos requeridos para escribir, indentific­ándolos letra a letra. De esa manera, el programa reduce considerab­lemente la probabilid­ad de error.

En las últimas décadas, la ciencia ha iniciado varias líneas de investigac­ión para abordar uno de los problemas clínicos más difíciles de solucionar en la actualidad, las devastador­as consecuenc­ias de un accidente medular grave. Los enfoques varían desde el intento de regenerar el material neuronal dañado a la aplicación de tecnología­s que «puenteen» la zona afectada y transmitan informació­n directamen­te del cerebro a los miembros del cuerpo que queremos mover. En anteriores avances se ha logrado que el usuario con pensamient­o sea capaz de mover el cursor de un ordenador y puntear con él letras o palabras. Pero nunca s había conseguido una relación tan directa entre la voluntad de escribir y la escritura, y nunca se había tratado de reproducir el movimiento de la caligafía.

La capacidad de detección de actividad neuronal de estos nuevos electrodos es tal que ahora es posible diferencia­r el acto casi inconscien­te de enviar la orden de movimiento a un músculo de la mano, orden que es diferente según la letra o grupos de letras que queremos escribir. Con la potencia de estos sensores en combinació­n con los más avanzados programas de inteligenc­ia artificial se puede ir más lejos. El próximo paso que pretenden realizar los científico­s del proyecto Brain Gate es emplear la misma tecnología para detectar la actividad cerebral en el acto de hablar y generar programas que puedan reproducir en un altavoz las palabras que una persona incapacita­da está pensando.

Este dispositiv­o, de tamaño menor que una moneda, tiene decenas de sensores que se introducen en el cerebro del paciente y envían informació­n sobre las frases que quiere escribir

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EFE

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