Bloqueados y paralizados
De tanto fomentar los valores excluyentes, de tanto caer en el vicio de prescindir de los consensos, el catalanismo ha llegado finalmente al callejón sin salida que era previsible. Finalmente, su expresión más xenofóbica, que es el independentismo, ya no sabe consensuar ni siquiera consigo mismo por falta de práctica. En vano se levantan las voces individuales en Cataluña que intentan recordarles a los segregacionistas cómo, desde hace una década, en lugar de mandar, cuando alcanzan algún tipo de poder, lo único que hacen es moralizar falsamente sobre lo bueno y lo malo, y luego en lugar de traducir esa moralina en algo práctico simplemente bloquean y paralizan. Sucedió con Puigdemont y sucede ahora con Aragonés y Borrás. Era solo cuestión de tiempo que esos comportamientos intelectuales (si es que a esa rusticidad contradictoria y emocionalidad de pensamiento se le puede llamar intelecto) impregnaran su práctica política y encontraran su reflejo exacto en los resultados de sus estrategias
A pie de calle, lo que resulta más cómico y satiriza ble del independentismo,para todos aquellos que no comparten su ideario, es la curiosa característica egocéntrica por la cual sus planes, lazos, proyectos, pancartas y obsesiones tienen que pasar por encima de cualquier otra razón, preocupación ajena o argumento general: sus melancolías han de ser obligatorias para todos; lo que ellos sienten como ofensas exigen que debemos interiorizarlos los demás como si todas las personas sintieran igual. Sus miedos y paranoias (a veces ridículas como las de cualquier persona) nos las hemos de tragar el resto de los catalanes (incluso ya institucionalmente) yeso nos ha de suceder, guste o no, a todos los demás porque ellos prescinden de los opositores.
Con lo cual el resultado siempre será el mismo, porque no sirve de nada pactar un gobierno o repetir unas elecciones cuando la intención que se halla siempre al final es imponer tu voluntad y prescindir de los consensos. Como un paralítico que se ha olvidado de andar, el catalanismo necesitaría empezar sus ejercicios de rehabilitación si desea algún día volver a correr al aire y al sol.