Preposito

Ese es el extraño título oficial del superior general de la Compañía de Jesús la orden religiosa masculina más numerosa e influyente en el último medio milenio de historia de la Iglesia católica.

Lo ostenta desde 2016 el jesuita Arturo Sosa, un venezolano de 62 años que fue democráticamente elegido para asumir tan delicada misión después del español Adolfo Nicolás. Es el 30º sucesor de San Ignacio de Loyola fundador de la Compañía de Jesús. Este año, el 21 de mayo exactamente, se cumplen quinientos años desde que Íñigo López de Loyola resultase gravemente herido con un cañonazo en la defensa de Pamplona del asedio francés. Obligado a permanecer en su lecho durante meses experimentó una profunda conversión espiritual que transformó el rumbo de su vida. Dentro de unos días se inicia con una solemne ceremonia en la capital navarra el Año Ignaciano que se prolongará hasta el 31 de julio festividad litúrgica de San Ignacio.

En este contexto el padre Sosa ha publicado un libro titulado «En camino con Ignacio» en el curso del cual responde a 270 pertinentes e inteligentes preguntas del periodista español Darío Menor. En él despliega sus reflexiones sobre los retos actuales de la Iglesia católica, los desafíos prioritarios de la Compañía en las 127 naciones del mundo donde está presente, sus relaciones con el primer papa jesuita de la historia, la grave situación de su país natal, Venezuela, los caminos hacia una verdadera conversión personal.

El libro fue presentado en Roma el pasado martes 11 de mayo y días después también en Madrid y otras ciudades puesto que ha sido traducido a diez lenguas. Me permito recomendar su lectura porque estamos ante una obra rigurosa, muy sincera y encaminada a «ver nuevas todas las cosas en Cristo», lema del año ignaciano.