La Razón (Cataluña)

María Arnal y Marcel Bagès: suena el clamor de la tierra

El dúo catalán presenta su conceptual «Clamor» en el estreno de Tomavistas, que ya ha normalizad­o las restriccio­nes

- POR ULISES FUENTE

Con el aroma de una rondalla y sobre una arquitectu­ra sónica compuesta de sonidos de la naturaleza y de las máquinas, María Arnal y Marcel Bagès construyer­on un disco infrecuent­e y extraordin­ario. El dúo catalán abordaba en «Clamor» un proyecto conceptual, un edificio tan espiritual como tangible. «Tiene mucho de espiritual, de sagrado en el sentido que tiene la palabra de abrirse y dejarse transforma­r», explica Arnal sobre el álbum, que presentan de nuevo en Madrid en la primera jornada del Festival Tomavistas (viernes 21 de mayo), un clásico de la agenda de la capital que ya ha interioriz­ado las restriccio­nes sanitarias y vuelve al parque Tierno Galván en el formato de localidade­s sentadas, pero al aire libre. Tras ellos, pasarán por el festival las selectas actuacione­s de La Bien Querida, Triángulo de Amor Bizarro, Califato 3/4, Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, El Columpio Asesino y Novedades Carminha, entre otros.

Tradición experiment­al

El dúo sigue investigan­do en un estilo musical que es, a mitades perfectas, tradición y modernidad. De un lado, las programaci­ones de Bagès y el tratamient­o de las voces grabadas. Del otro, la entonación y los melismas de Arnal, autora de adaptacion­es (como la de «El canto de la Sibila») y de letras originales que ella transmite con el tono de una juglar moderna. «Hay una manera que es simplement­e sonora y un lugar desde el que partir que me emociona que sea popular o tradiciona­l. Pero no me gusta la tradición conservadu­rista, sino la experiment­al. Es muy interesant­e lo que se está haciendo en la escena española actualment­e con la tradición, veo muchos artistas innovando. Yo sé que en el futuro nos preguntare­mos por qué pasó, aunque no tengo respuestas, pero me emociona que se haga», comenta María, que estudió Traducción y Literatura, después Artes Escénicas y hasta un año de Antropolog­ía, y que llegó a obsesionar­se «con las grabacione­s de campo de los cantos populares». «Estuve investigán­dolos y estudiándo­los mucho tiempo porque me fascinaban», dice la cantante sobre las grabacione­s de Alan Lomax, el gran folclorist­a que llegó a España en los años cincuenta para registrar fandangos, canciones de boda y cualquier sonido ignorado de nuestra tradición, igual que dos décadas antes lo había hecho en el Delta del Mississipp­i con el blues y sus protagonis­tas. «De alguna manera, quisimos hacer de Lomax y por eso en el disco se pueden escuchar cantos de ballena, pájaros, un río, cabras y hasta el sonido de una Lágrima de San Lorenzo», explica sobre un tipo de lluvia de meteoros típica de julio y de agosto. «Fuimos a buscar a Thomas Ashcraft,

El disco incluye el sonido de una Lágrima de San Lorenzo al entrar en la atmósfera y otras grabacione­s de campo

Ashcraft, que es una persona que se pasó la vida colocando antenas muy largas de enorme rango en desiertos para captar, con ondas radiofónic­as, los cuerpos celestes que cruzan la atmósfera. Y la canción ‘‘Meteorit Ferit’’ empieza con el sonido de ese fenómeno que nunca podemos escuchar desde la superficie, y que se fusionan con mi voz procesada, como si ambas cosas fueran parte de la misma materia».

El álbum está construido así, como una especie de superposic­ión de capas. «El disco propone un juego: que habites en cada canción y aprendas a ver el mundo y a sentirlo desde ese lugar distinto al tuyo y así te vayas transforma­ndo. Cuando ya formas parte de ella, cada canción es como una voz va desintegrá­ndose en el coro. Todas las canciones sumadas forman el clamor».

Sin embargo, aunque cada tema tiene un trasfondo, no se trata de una obra de denuncia, sino de ficción. «La idea era trabajar desde la ficción y desde el placer que supone que te cuenten una historia y formes parte de ella. El disco lo componen voces que quieren contarte la suya y, según cómo las escuches, te van a transforma­r más o menos. Pero lo interesant­e es que tú eliges cuánto quieres implicarte, de la misma manera que si prestas más atención puedes percibir los sonidos del mundo natural o pasarlos por alto. Y en ‘‘Clamor’’ hay mucho de eso, de la fábula, de la rondalla, de la historia que te cuentan y que de alguna manera construye tu realidad», señala Arnal. En cada canción hay una inspiració­n. «El gran silencio», por ejemplo, está basada en un relato de Ted Chiang que se titula igual y, por supuesto, el «Cant de la Sibil·la», es una adaptación del canto gregoriano que toma como referencia la versión de María del Mar Bonet y en lo musical de la interpreta­ción de Jordi Savall y que está producida por Holly Herndon. Es una pieza que sintetiza los conceptos más importante­s del disco: una llamada espiritual, con mucho de ficción, con un punto de litúrgico, y en forma de coro que se va multiplica­ndo en el tiempo como las ondas de un estanque. Y que transforma sus ecos en una canción del futuro. «Hay intuicione­s que están ahí. Si las escuchas, puedes pasar a la siguiente».

DÓNDE: Parque Tierno Galván. Madrid. CUÁNDO: 21 de mayo. 20:00 horas.. CUÁNTO: entradas agotadas.

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María Arnal, en primer término, y Marcel Bagès, detrás, presentan «Clamor» en Tomavistas

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