Vuelven los macrobotellones: alerta en la playa y el centro
Más de 7.000 desalojados en una sola noche y 400 denuncias. La Guardia Urbana refuerza el despliegue con dispositivos fijos
Vuelven los macrobotellones y las fiestas al aire libre coincidiendo con el fin del toque de queda tras más de medio año de restricciones acumuladas. Las concentraciones masivas de gente en varios puntos estratégicos de Barcelona –especialmente en las playas, el barrio del Born, el Gótico y Gràcia– se han convertido en la estampa más habitual de estas noches de primavera. Con una temperatura propia de verano, los bares abiertos hasta las 23:00 horas y sin ningún límite horario para volver a casa, muchos ciudadanos optan por alargar la velada en plena calle especialmente el fin de semana, sin distancia de seguridad ni mascarillas. En total, la madrugada del viernes al sábado la Guardia Urbana desalojó hasta 7.180 personas concentradas en diferentes puntos de la ciudad sin respetar las medidas y hemos realizado 413 denuncias. Una cifra superior a la del sábado 9 de mayo, noche en la que decayó el estado de alarma y el toque de queda y las verbenas se prodigaron por todo el territorio, especialmente en la capital catalana y el litoral.
Ayer, patrullas de la Guardia Urbana también se personaron a partir de las 20:00 horas en el paseo de Lluís Companys y recordaron por megafonía a las personas concentradas que no podía haber grupos de más de seis personas por motivos de salud pública. El paseo del Born fue otro de los puntos de encuentro con un macrobotellón de unas 500 personas, según el Consistorio, bebiendo y comiendo en la calle, muchos de ellos turistas.
El quinto teniente de alcalde de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, destacó ayer que la pasada noche la Guardia Urbana actuó con «serenidad» en el desalojo de las más de 7.000 personas sin incidentes destacados destacados más allá de las propias aglomeraciones. El dispositivo conjunto de urbanos y mossos de esta pasada noche en la ciudad de Barcelona se ha centrado en la gestión de las aglomeraciones de personas, para evitar posibles focos de contagios y que se cumplieran las medidas de seguridad sanitarias, y también han controlado la venta ambulante de alcohol. De hecho, la Guardia Urbana se prepara para estos próximos fines de semana e instalará dispositivos fijos en aquellos espacios de la ciudad donde habitualmente haya más concurrencia de gente.
El responsable municipal, Albert Batlle, hizo ayer un llamamiento a que los ciudadanos y turistas de Barcelona eviten las concentraciones de personas, que se usen las mascarillas y que se respeten los aforos de bares y restaurantes, así como los horarios de cierre de estos establecimientos «de forma escrupulosa», dado que «la pandemia sigue presente y no podemos dar pasos atrás».
La Federació Catalana d’Associacions d’Activitats de Restauració i Musicals (Fecasarm) asegura que «la única solución» es alargar la restauración a la 1 de la madrugada y abrir el ocio nocturno progresivamente.