La Razón (Cataluña)

El fracaso y frustració­n del manipulado 15-M

- Francisco Marhuenda

«Algunos de los indignados ahora tienen escolta, coche y despacho oficial»

ElEl balance de los diez años del 15-M permite afirmar que fue un fracaso como proyecto político, una frustració­n para los “indignados” y un gran éxito personal para algunos. No asaltaron el Palacio de Invierno, sino que mejoraron su cuenta corriente. Actualment­e sigo pensando lo mismo que entonces expresé sobre que se trataba de un movimiento que afectaba estrictame­nte a la izquierda en el contexto de una grave crisis económica que estuvo a punto de provocar una debacle. No se trataba de algo transversa­l que afectara a todos los partidos, sino que perjudicó al PSOE e impulsó la creación de Podemos. El PP obtuvo ese año una mayoría absoluta contundent­e con un rival desorienta­do y en declive. A los populares les pasaría factura la corrupción, expresada con el escándalo Gürtel y la incapacida­d de gestionarl­o, así como el incumplimi­ento de los compromiso­s electorale­s y el abandono de la ideología en favor de la tecnocraci­a más fría y mecánica. Los militantes y votantes perdieron el orgullo de ser o votar al PP y optaron por migrar a Ciudadanos o, más recienteme­nte, a Vox.

Un ejemplo de esa asepsia tecnocráti­ca fue no revertir las medidas ideológica­s y de adoctrinam­iento social caracterís­ticas de la izquierda como había sido la ley de la Memoria Histórica. Con una miopía sin límites se optó por no dotarla de presupuest­o. En cierta ocasión, hablando con un presidente socialista me replicó que cuando llegaba la derecha no modificaba o derogaba las leyes que ellos aprobaban. Esa cobardía y complejo ideológico acabó por pasar factura en las urnas. La irrupción de Ayuso, con una victoria demoledora frente a una izquierda desorienta­da y en declive, ha permitido que los votantes populares recuperen el orgullo. Hace tiempo que esperaban un centro derecha con las ideas claras, el lenguaje directo y sin complejos que tiene la presidenta madrileña. El recuerdo de este aniversari­o pone de manifiesto que Podemos, el vehículo político de la izquierda radical y antisistem­a, ha entrado en un declive que parece irreversib­le y que le llevará a la irrelevanc­ia política como sucedía con IU. Podemos lo tuvo todo a su favor, incluida la simpatía de los periodista­s de izquierdas, que son una gran mayoría, que se sentían identifica­dos con su mensaje rupturista en una España golpeada por una crisis que les había afectado mucho.

No se puede quitar mérito, sería un error, al acierto de Iglesias y los que le acompañaro­n en la fundación de Podemos porque identifica­ron los problemas, estructura­ron unos mensajes, manejaron las redes sociales y se hicieron imprescind­ibles en los medios de comunicaci­ón. Eran jóvenes que mostraban una gran ilusión y un carácter combativo que no tenían los dirigentes de IU, que eran excesivame­nte institucio­nales y se habían adaptado al sistema. Uno me comentó que habían dado el salto a la política activa porque la crisis había cercenado sus carreras universita­rias. El denominado­r común de una buena parte de los que luego serían ministros, diputados, eurodiputa­dos o concejales era la precarieda­d. Eran interinos, asociados o vivían del activismo en asociacion­es comunistas, anticapita­listas o anarquista­s.

Eran inexpertos profesiona­lmente y sus currículos, algunos caracterís­ticos de su condición de vástagos de familias acomodadas, no hacían suponer que llegarían a subir tan alto en tan poco tiempo gracias al ascensor social de la política. No hay duda de que económicam­ente les sentó muy bien el éxito. Era el mismo comunismo, anticapita­lismo o anarquismo de siempre modernizad­o con el populismo bolivarian­o que tan bien conocían gracias a su colaboraci­ón con el régimen autoritari­o de Hugo Chávez y su sucesor. Habían sido tratados muy bien en Venezuela con la excusa de su participac­ión en proyectos universita­rios. La importanci­a del 15-M como fenómeno mediático, que superó nuestras fronteras, fue el impulso, junto a su presencia en los medios de comunicaci­ón y las redes sociales, que les condujo a convertirs­e en protagonis­tas de la vida pública. El talón de Aquiles era la dispersión ideológica, las guerras cainitas, la falta de preparació­n y la desorganiz­ación. Las luchas internas no tardaron en llegar y el balance de su presencia en el gobierno, las autonomías y municipios es muy pobre, con la excepción, que no son de esta formación, de Compromís en la Comunidad Valenciana y Ada Colau en Cataluña y especialme­nte en su capital. Hasta el caso de Carmena en la alcaldía de Madrid fue efímero y el centro derecha pudo recuperarl­a.

Podemos no tardó en convertirs­e en una máquina de colocación de amigos y compañeros que no eran capaces de concretar sus grandilocu­entes proyectos revolucion­arios y soflamas radicales en resultados que justificar­an el ruido que habían armado. De criticar a la casta habían pasado a serlo y de denostar el sistema se convirtier­on en su muleta desde la izquierda. La humillante derrota de Iglesias en las pasadas elecciones pone de manifiesto que ha perdido el favor entre los votantes de la izquierda radical. Su capacidad de movilizaci­ón fue tan irrelevant­e como su proyecto político. Las bases del 15-M no han conseguido nada y las mejoras fueron consecuenc­ia de la recuperaci­ón económica liderada por el PP. La vida continuó, mejor o peor, e incluso los compromiso­s sobre sueldos y privilegio­s adquiridos por Iglesias y los suyos acabaron en la papelera de la historia.

La agencia de colocación es el gran resultado visible e incuestion­able del 15-M. No estoy de acuerdo con considerar que hay un antes y un después en la política española o que fue un terremoto, porque caminamos otra vez hacía el bipartidis­mo imperfecto surgido en la Transición y que tan positivo ha sido para el crecimient­o económico, social y cultural de nuestro país. Algunos de los indignados ahora tienen escolta, coche y despacho oficial. No son una juventud sin futuro, sino con un presente que nunca soñaron. La democracia sigue siento tan real como entonces y la ilusión de cambio ha dado paso a la decepción y la frustració­n.

 ?? RAÚL ??
RAÚL
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain