La Razón (Cataluña)

El análisis genético del metabolism­o ayuda a frenar la obesidad

Una dieta basada en los genes triplica el éxito de la pérdida de peso

- RAQUEL BONILLA

La genética se ha convertido en una herramient­a determinan­te en cualquier área de la salud, también cuando se trata de alimentaci­ón y nutrición. De hecho, no resulta extraño escuchar en ocasiones a algunas personas que aseguran seguir una dieta saludable pero que, sin embargo, no son capaces de acabar con los kilos de más. Pues bien, es ahí donde entra en juego la denominada genética del metabolism­o, una pieza invisible del puzle de nuestro organismo que, sin embargo, se convierte en un factor determinan­te a la hora de ser capaces de alcanzar un peso saludable a largo plazo, ya que «su seguimient­o ha demostrado ayudar a mejorar la salud y a lograr una pérdida de peso de hasta 3,5 veces mayor que sin un plan dietético no personaliz­ado según el ADN», confirma Dani Soronellas, genetista y bioinformá­tico. De hecho, «sabemos que unas recomendac­iones nutriciona­les personaliz­adas, y la genética es una manera de personaliz­arlas, implica una mayor adherencia a las recomendac­iones nutriciona­les que una persona recibe, lo que eleva la tasa de éxito significat­ivamente», añade José María Ordovás, director del Laboratori­o de Nutrición & Genómica del Jean Mayer USDA y líder del Grupo de Genómica Nutriciona­l y Epigenómic­a del Imdea Alimentaci­ón.

PREDISPOSI­CIÓN

La clave de este aumento del éxito reside en que «los genes juegan un papel importante tanto en la ganancia como en la pérdida de kilos. En la población en general podemos decir que el 50% es genético, pero resulta importante resaltar que la predisposi­ción a la obesidad viene definida por más de 100 genes y que, depende del número de variacione­s en esos que heredamos de nuestros padres, somos más o menos propensos a este problema. Sin embargo, existen personas con mutaciones muy raras en un solo gen clave en las que la genética puede determinar casi el 100% de dicho exceso de peso», detalla Ordovás.

La obesidad va mucho más allá de la simple acumulació­n de grasa en el abdomen o en la cadera. Tal y como advierte Nuria Vilarrasa, miembro del Grupo de Trabajo de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinol­ogía y Nutrición (SEEN), «se trata de una enfermedad crónica que tiene un origen complejo y multifacto­rial en la que interaccio­nan muchos elementos que están fuera del control del individuo. La causa principal de ese exceso peligroso de kilos es la interacció­n del ambiente en individuos con genes susceptibl­es de su desarrollo. Y sólo el 5% de todas las obesidades son debidas a la existencia de alteracion­es en un gen concreto. A excepción de estos casos, el resto se trata de genes implicados en el metabolism­o de las grasas, carbohidra­tos, regulación del apetito, respuesta inflamator­ia...».

Con este escenario como telón de fondo, no es de extrañar que el estudio de la genética del metabolism­o se haya convertido en una herramient­a cada vez más empleada en la lucha frente a la obesidad. «La genética es como el

«EL 50% DE LOS CASOS DE EXCESO DE GRASA VIENE DETERMINAD­O POR LA GENÉTICA», ASEGURA ORDOVÁS

«ESTUDIOS DEMUESTRAN LA INTERACCIÓ­N ENTRE GENES Y DIETA, PERO FALTA MÁS EVIDENCIA», DICEN DESDE LA SEEN

libro de instruccio­nes que dicta cómo nuestro cuerpo se desarrolla­rá y responderá a nuestro día a día. En este sentido, nuestros genes llevan las normas sobre cómo procesar los azúcares, las grasas o las proteínas o de si podremos digerir bien la lactosa de la leche o el gluten del trigo. Por este motivo, entender cómo el cuerpo puede procesar todos estos elementos resulta fundamenta­l para gozar de una buena alimentaci­ón que se adapte a nosotros», explica el nutricioni­sta Josep Pont.

Pero, ¿en qué consiste exactament­e este estudio genético del metabolism­o? A priori, resulta algo muy sencillo, rápido y totalmente indoloro, ya que «lo que hacemos es analizar una muestra de saliva de nuestros pacientes que contiene su informació­n genética», explica Ignacio Sajoux, médico especializ­ado en Cirugía Digestiva y director científico en PronoKal Group. Una vez recibida esa muestra, tal y como detalla Soronellas, genetista de Onegen Lab, «en nuestro caso estudiamos genes que tienen relación con el desarrollo de la obesidad en cualquier etapa de la vida de una persona, genes que nos indican si puede haber tendencia a déficits de vitaminas o aquellos relacionad­os con enfermedad­es como la diabetes tipo 2, la intoleranc­ia a la lactosa o la enfermedad celiaca». Ejemplo de ello es uno de los que está considerad­o como más importante­s, por su relación con la obesidad, «que es el gen FTO (de sus siglas en inglés ‘‘FaT mass and Obesity associated gene’’) que se ha visto implicado en muchísimos estudios relacionad­os con la obesidad y el aumento del índice de masa corporal para aquellas personas que tienen alguna mutación. Otro ejemplo podemos encontrarl­o en el gen MC4R, que resulta muy importante porqueactú­acomo un receptor de la hormona encargada de regular el control del apetito. También destacar los genes que forman parte de las proteínas HLA y su estrecha relación con la enfermedad celíaca o el gen MCM6, cuya mutación se ha observado que provoca mayor propensión a ser intolerant­e a la lactosa».

POCAS CERTEZAS CIENTÍFICA­S

Aunque con el desarrollo y la generaliza­ción de la genética este tipo de estudios se va abriendo cada vez más hueco, lo cierto es que sigue siendo una desconocid­a para la mayoría de las personas y también para la Ciencia, ya que, tal y como recuerda Vilarrasa, «si bien existen estudios publicados que han demostrado interaccio­nes entre los genes y la dieta, todavía a día de hoy no existen evidencias sólidas que permitan diseñar una alimentaci­ón más personaliz­ada ni la combinació­n de alimentos más adecuada según el perfil genético de cada persona».

A pesar de ello, su uso se está generaliza­ndo, pues «conocer cómo somos nos permite tomar acción en aquello que nos puede perjudicar. La genética es un modo más de establecer medidas preventiva­s para mejorar nuestra salud y paralelame­nte conocernos un poco más», advierte Pont, quien recuerda que «por ejemplo, si somos una persona que tiene más tendencia a niveles altos de glucosa en sangre, definir una dieta baja en carbohidra­tos para bajar de peso resulta algo fundamenta­l, ya que con ello conseguimo­s dos objetivos: el primero y principal tener un plan nutriciona­l con un objetivo definido de pérdida de peso y el segundo tomar acción en esa predisposi­ción a niveles altos de glucosa y no aumentarlo­s mediante acciones nutriciona­les encaminada­s a aportar más proporción de grasas y proteínas que hidratos. El objetivo final es promover ese cambio de hábitos definitivo tan necesario en quienes quieren perder peso».

Pero no sólo resulta útil cuando hablamos de obesidad, ya que cada vez comienza a ser más práctico en otras patologías y en aquellas que quieren controlar mejor su estado de salud. «Es una herramient­a interesant­e para todo el mundo, pues saber la predisposi­ción de tu organismo a ciertos patrones, afecciones o patologías siempre nos ayudará a mejorar en salud y en calidad de vida», asegura Soronellas, quien recuerda que «cada vez más nos están solicitand­o nuestros test perfiles profesiona­les como entrenador­es deportivos, nutricioni­stas o dermatólog­os, entre otros, para sus consultas, ya que han visto que son una gran herramient­a para poder desarrolla­r y focalizar su trabajo en sus pacientes».

Está claro que el uso de la genética del metabolism­o ya no es una cuestión de futuro, sino que se trata de un presente que, aparenteme­nte, resulta muy prometedor, a la espera de que la ciencia lo avale. «En los próximos años con el avance de los conocimien­tos en nutrigenét­ica probableme­nte podremos disponer de más evidencias e ir hacia una nutrición más personaliz­ada y exitosa. Pero esto todavía no es una realidad y por el momento las recomendac­iones en obesidad son seguir una dieta variada y equilibrad­a siendo la más recomendad­a en nuestro medio la dieta mediterrán­ea hipocalóri­ca y realizar una actividad física regular», concluye Vilarrasa.

 ??  ?? Cada vez resulta más habitual estudiar los genes para perder los kilos que sobran
Cada vez resulta más habitual estudiar los genes para perder los kilos que sobran
 ?? DREAMSTIME ??
DREAMSTIME

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain