La Razón (Cataluña)

LA FE DEL CAMPEÓN

EL ATLÉTICO VIO LA LIGA PERDIDA CON EL GOL DE BUDIMIR, PERO REMONTÓ ANTE OSASUNA CON TANTOS DE LODI Y LUIS SUÁREZ Y SIGUE DEPENDIEND­O DE SÍ MISMO PARA GANAR LA LIGA EN LA ÚLTIMA JORNADA

- DOMINGO GARCÍA -

LaLa megafonía del Metropolit­ano bajó el volumen para que se escucharan con claridad los gritos de los aficionado­s que se concentrab­an en la explanada de acceso al estadio. El Atlético cuidaba los detalles para generar un ambiente de final aunque las gradas estuvieran vacías, para sentirse cerca de los suyos aunque estuvieran lejos.

Era la primera final, el primer día que los rojiblanco­s podían volver a ser campeones. Convencido Simeone, y todos a su alrededor, de que estos partidos se juegan con el alma, y el Atlético quería contar con todas las que pudiera. Las de dentro y las de fuera.

Pero las almas no meten goles. Y las piernas de los futbolista­s del Atlético iban más lentas que su cabeza. Estaban acelerados los futbolista­s rojiblanco­s, deseosos de terminar cuanto antes la Liga, de marcar el gol que liberara sus mentes y sus cuerpos.

Pero llegó primero el de Osasuna, el tanto que hacía temblar todo. Hasta Oblak se presentó tarde al milagro. El portero acertó a despejar el remate de Budimir, pero la pelota ya estaba dentro. El delantero de Osasuna se encaró después con Savic y se ganó una tarjeta amarilla. Arrasate, el técnico osasunista, lo sustituyó inmediatam­ente para que no fuera a mayores.

El Atlético sentía que la vida se le iba por ese remate de Budimir. El VAR le había anulado dos goles por fuera de juego, el primero de Savic y el segundo de Carrasco. Y Luis Suárez había fallado todo lo que se puede fallar. Hasta remató al poste en el área pequeña cuando parecía más fácil meterla en la portería.

Nada invitaba al optimismo. La Liga se le escapaba y por las paredes del estadio se colaban los gritos de sus aficionado­s desde fuera. «Échale huevos, Atleti, échale huevos», se escuchaba.

Pero el Atlético encontró el fútbol cuando sólo había nervios. Simeone esperaba a Joao Félix y Luis Suárez para los momentos decisivos y apareciero­n por orden. Primero, el portugués para dar un pase por encima de la defensa de Osasuna que encontró a Lodi solo delante del gol. Nada pudo hacer Sergio Herrera, el guardameta osasunista, que lo había parado todo hasta entonces, para detener el disparo del brasileño con las tripas.

En ese remate estaba el permiso para soñar del Atleti, el primer paso para la remontada que le permitiera seguir dependien

Suárez se quitó la camiseta y los miedos. Simeone corría sintiéndos­e campeón

do de sí mismo. Faltaba el gol de Luis Suárez. El partido no daba motivos para creer en él después de todo lo que había fallado, pero Simeone sí le mantenía la fe. «Entramos en la zona Suárez», había advertido en la previa, los momentos decisivos en que se deciden los títulos. Y nadie ha marcado más goles que él en esos momentos en este equipo.

El uruguayo remató solo en el área un pase de Carrasco. Mientras Simeone corría por la banda sintiéndos­e otra vez campeón, Suárez se quitó la camiseta y los miedos para celebrarlo con sus compañeros.

Todavía tuvo que aparecer Oblak para detener un remate de Chimy Ávila desde fuera del área, pero no hubo más sustos. El Atlético sigue siendo dueño de sí mismo y de la Liga.

26 remates

hizo el Atlético en todo el partido. Sólo cinco tuvo Osasuna, que se adelantó en el marcador.

72,7 posesión

El dominio del Atlético se refleja en este dato. Sólo dejó un 27,3 por ciento de posesión para Osasuna.

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Los jugadores del Atlético de Madrid celebran enloquecid­os el gol de Luis Suárez
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