CARNE, HUESOS Y CRISTÓBAL COLÓN
EnEn un país en el que todos llevamos dentro un político, un entrenador y un juez, cómo no vamos a meter mano a un señor como Cristóbal Colón. Y con más razón después de ese 2020 en el que a la nómina de opinadores por los que nos dejamos poseer hemos añadido el de expertos en epidemias. Dentro de esos protohombres/protomujeres que somos los españoles, con capacidad para debatir de casi todo lo trascendente e intrascendente, el disfraz de cuñado también nos vale para mirar a los ojos a Colón y, solo por el tamaño de su pupila, saber dónde nació. Es más, si le preguntamos a un par de contactos seguro que le sacamos hasta el mote que arrastraba su familia durante décadas y los trapos sucios que nadie vio, ni mucho menos comprobó, pero que más de uno asegura conocer. Solo así se explica que continúe en boca de tertulianos de sobremesa para debatir su verdadero origen. Da igual que el consenso historicista señale a su pasado italiano, en España tenemos dedos de sobra para marcar en el mapa la «verdadera» procedencia de la leyenda. Por supuesto, Cataluña en el primer puesto, pues ya sabemos que el independentismo, además de ser una máquina de fabricar banderas, reescribe la historia a su antojo. Recuerden aquello de Leonardo «de Vic» (Barcelona), que no «da Vinci».
Pero en esta empresa no solo hay que mirar al noreste, sino a todas las partes de la Península: Valencia, Galicia, Navarra, Castilla, también Portugal... Todos le quieren/queremos. Hasta territorios insulares, como Mallorca, lo reclaman, aunque teniendo a Nadal en plantilla quizá tampoco necesiten otro mito. Más exótica es la vía polaca, que asegura que Cristóbal Colón no es más que un seudónimo inventado para esconder su verdadera identidad, nacionalidad y linaje. Incluso habría sido ayudado por los monarcas portugueses, según esta teoría de Manuel Rosa («Portugal y el secreto de Colón») que sentencia que tenemos ante nosotros a todo un rey polaco exiliado en Madeira... Curioso.
Siendo sincero, diré que me apena que alguien ponga fin a este juego-debate, pero que, por el bien de la cordura, quizá sea lo mejor. Así, esa responsabilidad ahora está en manos de José Antonio Lorente, catedrático de Medicina Forense de la Universidad de Granada, que, aprovechando la mejora tecnológica, ha retomado un proyecto de 2003 para analizar el ADN de Colón –también el de su hijo Hernando y su hermano Diego– y confirmar su procedencia genovesa. El desenlace llegará en octubre, el Día de la Hispanidad. Esperen impacientes.
«El 12 de octubre se espera anunciar la procedencia definitiva del navegante»