CONTRA LA HUMILLACIÓN PÚBLICA Y EL OSTRACISMO
Gloria Steinem siempre ha destacado por su defensa de los derechos de las mujeres en los Estados Unidos: reportajes, artículos y libros avalan esta trayectoria, pero no es la única preocupación que ha tenido ocupada a este mito de las reivindicaciones feministas, que, como todo el mundo, ha incurrido también en algunas flagrantes contradicciones: a pesar de que era contraria al matrimonio, se casó el 3 de septiembre de 2000, cuando frisaba ya los 66 años, con el activista David Bale, demostrando, irónicamente, que el amor lo puede todo. Pero a pesar de la lucha por la que siempre se le ha reconocido dentro y fuera de su país, ella, de nuevo, ha sido una de las voces que han emitido abiertamente su protesta contra algunos sucesos inquietantes que estaban asentando, y siguen asentándose, en Estados Unidos y que ahora también preocupan en todo el mundo. En el transcurso de 2020, ella fue una de las firmantes de la carta contra la intolerancia y la censura publicada en julio en la revista «Harper’s» en la que 150 intelectuales y artistas, como Noam Chomsky o Margaret Atwood, expresaban su preocupación por la «intolerancia hacia las perspectivas opuestas, la moda de la humillación pública y el ostracismo» que a su juicio habían ganado fuerza en EE. UU. desde las aristas de cierta progresía y que estaban llevando a prácticas aberrantes, como condenar a muchos profesores a abandonar la enseñanza. En esta misiva se alertaba de que se estaba llevando a cabo un tipo de política que amenazaba la libertad de expresión y que suponían un alarmante atropello contra la diversidad de opinión. Por supuesto, la carta armó un severo revuelo, sobre todo en las redes sociales, donde muchos arremetieron contra este grupo de intelectuales. La presión fue tan grande que muchos se arrepintieron y decidieron dar un paso atrás. La iniciativa murió casi antes de abrir un diálogo.